¡Bien, entró el año!
El 2009 entró como Pedro por su casa. En algunas partes lo recibieron pavo en mano y en otras con un gallo peliaó, adquirido en la gallera. La citada ave se defendió como le correspondía, pero el otro, un gallo indio importado, según las malas lenguas, de Puerto Rico, exhibió espuelas parecidas a las viperinas lenguas de algunas personas, venenosas aunque no piquen.
El caso irreversible es que ya estamos en enero del 2009.
El 30 de marzo, este ciudadano cumplirá la elegante edad de ¡77! años, que no es un rulo y nada que se le parezca. Ave María, con la gracia de Dios Todopoderoso. O sea que con un empujoncito, estaré sirviendo en el ejército de los centenarios, unidad pacífica pero exclusiva.
En este nuevo año, espero, entre otras cosas:
1) Que mi familia (conmigo adentro) goce de buena salud, y siga prosperando.
2) Que mis tataranietos me conviertan en tataratatara abuelo, lo que permitirá ser testigo del primer hombre que llegue a la Luna que, por ser cierto, puede producirse en cualquier momento.
3) En los primeros años del Estado de Israel, ése se salvó en tablita de sus enemigos árabes, claro que con una ayudita diplomática de EU.
4) Pero ahora es distinto, los árabes rezan a Mahoma para que aleje a sus enemigos, pero olvidan increíblemente a David, Moisés y Salomón.
5) Espero que los platanales de Barahona y el Cibao echen palante y el fruto aparezca a no más de 5 guamas, tululuses o simples pesos.
6) También espero que los políticos le teman verdaderamente a Dios, porque según actúan no se temen entre ellos. ¡Y todo por una sillita, por manejar una cosa que se llama erario.
7) Lo de público de ese erario es una forma de decir las cosas, ya que solo lo manejan los que están arriba.
8) Una torre de US$500,000 debe tener por lo menos cien pisos. Si está frente al mar, aquellos que vivan del sexto piso para arriba van a acostumbrarse tanto al ascensor que cuando quieran subir una escalera se las van a ver negras o esperar a que alguien los suba a calito mé, previo pago del servicio.
9) Bueno, el caso es que ya entró el Año Nuevo. Con bailes, en clubes de primera, en mandingas en lugares públicos y en los bailes familiares donde primero se baila y se toma, y después todo el mundo, cuchillo en mano y olvidándose de las lecciones de Carreño, destroza al cerdo en menos tiempo de lo que mea una camiguama.
Después del cañonazo, la gente bebida (por no decir borracha) sale por la puerta más cercana supuestamente rumbo a su casa pero, ¿qué pasa?, se encuentra con un amigo y éste, buscando juerga, invita a su carnal a un trago con el aditamento de yo pago, imposible de rechazar.
Y así comienza para algunos el último fiestón del año, que termina o en una cuneta producto de haberse roto el alcoholímetro personal del borracho, en una celda policial y termina ante un juez que lo juzga por escándalo en la vía pública, insultos personales a alguien o por cualquier otra cosa juzgable.
De todos modos, ¡Feliz Año Nuevo para todos!