Opinión

Huracanes y clima

Huracanes y clima

Hay quienes han llegado a compararlo con el apocalipsis bíblico. Los menos religiosos, por otro lado, dicen que se trata de la venganza de la tierra por el daño que le hemos causado. Quizá no sea para menos: entre el 1 de agosto y el 19 de septiembre el continente americano ha sido testigo de cinco grandes huracanes – Harvey, Irma, José, Katia y María – que han dejado más de 40 muertos en el Caribe y EE.UU., la destrucción del 90 % de la isla Barbuda, inundaciones y daños millonarios en Cuba, Puerto Rico, La Florida, Bermudas y Bahamas. En ese mismo período, México sufrió dos terremotos: uno el 7 de septiembre en el estado de Chiapas, que dejó 98 muertos, además de destrucciones en 5 ciudades, y otro el 19 de septiembre con epicentro en Puebla que, por ahora, deja 300 muertos, al menos 100 desaparecidos, alrededor de 2000 heridos y millonarios daños en Ciudad de México, Puebla, Guerrero, Oaxaca y el estado de Morelos. El huracán Harvey, que se desarrolló el 17 de agosto, ha sido el más fuerte en llegar a EE. UU. Desde el Wilma, en 2005. Por su parte, el terremoto de Puebla, que con 7.1 grados en la escala de Richter no ha sido de los más fuertes en la última década en México, sí ha sido el más mortífero en ese mismo período. ¿Hay alguna relación entre los huracanes en el Caribe y los terremotos en México? ¿Qué señales nos está dando la tierra a través de estos fenómenos? La respuesta a la primera pregunta es taxativa: no. Tanto el profesor del departamento de Geografía de la Universidad Nacional, José Daniel Pavón, como el profesor de Física de la Universidad del Valle, Carlos Julio Uribe, explican que los fenómenos meteorológicos como huracanes, tornados, tormentas, etc., no tienen ninguna relación con los movimientos telúricos. Los huracanes funcionan con aire cálido y húmedo, por lo que los océanos son los que provocan su formación, a través de sus aguas templadas. La confluencia de los vientos y la humedad del mar producen fuertes presiones que generan los vientos huracanados. La pregunta que mucha gente se hace es si esto que estamos viendo es consecuencia del cambio climático. Y la respuesta es que sí,  que ya lo sabíamos, nos lo habían advertido los científicos que iba a ocurrir, pero cuando llegaba la hora de actuar para prevenir el problema, entonces se anteponían y se siguen anteponiendo otros intereses políticos y económicos para no actuar con la contundencia necesaria. Lo que nos habían dicho es que a medida que aumentan las temperaturas globales, se espera que el aire y los océanos más cálidos alimenten huracanes. Estos serán más fuertes y sus impactos más drásticos y peligrosos. La cuestión no es si el cambio climático ha provocado directamente el huracán Irma o cualquier otro huracán. Pero sí la ha hecho más fuerte y hace más probable que se desaten huracanes cada vez más fuertes. Irma no será el último, lamentablemente. Los huracanes consiguen su energía destructiva del calor del océano, y las temperaturas del agua de la región son súper elevadas, como ha explicado Anders Levermann, científico del clima en el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático en sus declaraciones el miércoles. ¿Qué hay de extraordinario en estas tormentas? Este año se están batiendo récords.

El Nacional

La Voz de Todos