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Iglesia duda repatriados sean culpables violencia

Iglesia duda repatriados sean culpables  violencia

SANTIAGO.- El Arzobispado de esta ciudad puso en duda que la delincuencia y la violencia que afectan al país estén fundamentadas en los dominicanos deportados desde los Estados Unidos, tras cumplir condenas por la comisión de diferentes delitos.

La consideración está contenida en el editorial titulado “Dañando la imagen”, que aparecerá en la edición del próximo domingo del semanario católico Camino, órgano escrito de ese estamento religioso.

En el mismo se resalta que, en lo que va del año, 691 dominicanos han sido deportados de Estados Unidos, incluyendo 99 que recientemente fueron traídos después de cumplir condena en cárceles de esa nación.

Refiere que fueron deportados porque cometieron atracos, estafas, falsificación de documentos, incendios premeditados, secuestros, homicidios y narcotráfico.

“Con su mala conducta estos dominicanos manchan la imagen de una comunidad compuesta por hombres y mujeres honestos, trabajadores y fieles a los valores que recibieron de sus progenitores”, indica Camino.

Para a seguidas agregar que a la llegada de esos dominicanos, que destruyen su presente y futuro, se le quiere endilgar la culpa principal de la inseguridad ciudadana que sufrimos.

Opina el órgano escrito del Arzobispado santiaguero que resulta más fácil echarle la culpa a los repatriados de esta delincuencia y violencia desbordadas que sufrimos y que cada día trastorna de forma vertiginosa la cotidianidad dominicana.

“Los deportados son un eslabón de esta larga cadena de deterioro social que nos lleva a la muerte, pero es aquí en nuestro país donde están las verdaderas causas de la descomposición que sufre la sociedad dominicana”, puntualiza.

Entre esos males Camino cita “la desigualdad rampante, el crimen sin castigo, la corrupción administrativa como estilo de vida, y las debilidades de nuestras instituciones estatales”.

Al tiempo de proponer grandes males, grandes remedios, el semanario recomienda comenzar a curar las heridas “de un pueblo atormentado por la inseguridad ciudadana”.

Refiere, además, que “la idolatría al dinero y al poder es la que trae estos vientos huracanados que nos destruyen”.

El Nacional

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