SANTIAGO. Al celebrarse en septiembre el mes de la Biblia, el arzobispado de esta demarcación pidió a los dominicanos contribuir con el fortalecimiento de la patria, haciendo caso a lo que dicen las sagradas escrituras.
Y que frente a tantos signos de muerte que se observan en estos tiempos “tenemos que ser luz permanente para disipar la oscuridad en que están inmersos tantos seres humanos sedientos de felicidad”.
La propuesta sobre el particular está contenida en el editorial correspondiente a este domingo del semanario Camino, medio escrito de ese estamento católico, titulado “Tu palabra me da vida”.
Pide no olvidar jamás que las sagradas escrituras llaman a amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a uno mismo y tener presente que la palabra de Dios “nos convoca a ser mejores seres humanos”.
Asimismo, compartir, crear puentes, ser ciudadanos ejemplares, comprometidos en la construcción de un mundo mejor y llenar la humanidad de esperanza.
Camino recomienda evitar el divorcio entre palabra y vida, y andar con la Biblia por todas partes, estando nuestra conducta muy lejos de lo que ella nos pide.
Recuerda que la palabra de Dios no es un adorno y que colocada en una casa de familia o en la mesa de noche de un hotel, ha hecho mucho bien en el mundo.
“La Biblia es la palabra de Dios dirigida a cada uno de nosotros y que en cualquier momento nos reserva un mensaje que no esperábamos”, resalta el semanario Camino.
Recuerda que Dios siempre actúa por sorpresa y que lo hace como un don, un regalo. “Nunca podemos decir que la salvación la conseguimos por el conocimiento bíblico adquirido a base del esfuerzo del estudio, porque la salvación siempre será gracia”.
Pero que es deber de todos los cristianos extender materialmente el Libro Santo y que sería triste que un grupo de cristianos quisiera comprar un número significativo de nuevos testamentos y no aparecieran en ninguna librería católica.
UN APUNTE
La violencia
Cada día surgen nuevas denuncias de personas desaparecidas, la mayoría de los casos mujeres jóvenes, de las que sus familias no vuelven a ver. También las muertes en asaltos o intentos de robos se han convertido en hechos comunes en el país, sin que las autoridades puedan detenerlos.
