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Imbert Barrera Declinó postulación a la Presidencia en los comicios de diciembre 1962

Imbert  Barrera  Declinó postulación a la Presidencia en los comicios de diciembre 1962

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A pesar de tener méritos suficientes y estar en su “motus y vis”, por haber participado en el magnicidio de Rafael Leonidas Trujillo Molina, el consejero de Estado Antonio Imbert Barrera declinó postularse a la presidencia de la República en las elecciones del 20 de diciembre de 1962.

Argumentó que sus ejecutorias y participación en la gesta del 30 de mayo eran “muy recientes” y que “esos atributos no podían relacionarlos con ninguna aspiración política por pura y desinteresada que ella sea”.
Imbert, que a la sazón era miembro del gobernante Consejo de Estado, ponderó el valor del reclamo de los diversos sectores que solicitaban su postulación.

“Agradezco la distinción, pero razones generadas por ideales patrióticos que están por encima de intereses políticos, me imponen el deber de declinar esa honrosa invitación que me hacen, especialmente las clases obreras y campesinas, tan caras a mi sensibilidad de ciudadano y patriótica”, dijo.

En su discurso al país desde su despacho en el Palacio Nacional, la noche del 3 de noviembre de 1962, Imbert consideró que su nombre “no debería servir de bandera a ningún esfuerzo político que se realice en este proceso electoral para dotar al país de un Gobierno que satisfaga los justos anhelos y aspiraciones de este noble pueblo”.
Imbert dijo que el Gobierno que surgiera de las elecciones de diciembre de 1962 puede contar con el apoyo moral y material suyo y del miembros del consejo Luis Amiama Tio.

Sin embargo, Imbert y Amiama Tio fueron dos de los firmantes del acta del derrocamiento del profesor Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963.

En su alocución, Imbert dijo que elementos interesados en mantener un clima de agitación e inquietud, se han dado persistentemente a la tarea de atribuirle propósitos de utilizar las fuerzas para satisfacer supuestas y bastardas ambiciones de poder.

“Pero puedo afirmar a mis conciudadanos, en esta solemne ocasión en que mi voz es la expresión de los ideales que sustento, que ningún infundio sobre mi persona podría tener como éste un espíritu más calumnioso ni más apartado de la norma de conducta pública que me he trazado, para servir dignamente a mi patria y a mi pueblo”, expresó,

Imbert aseguró que “jamás propiciaré el uso de la fuerza para servir ningún interés que no se compagine con la defensa de los principios en que se fundamente la felicidad de nuestro pueblo y la dignidad de la patria”.

Aseguró que esa es la historia del 30 de mayo, “cuya orientación y trayectoria seguiré fielmente”.
Entendía que se requería de la unidad de la familia dominicana para superar el lastre que dejó la tiranía de Trujillo.
Exhortó a los dominicanos a luchar todos “porque las tinieblas de esa etapa luctuosa de nuestra historia, son en realidad una cosa del pasado que jamás deben aparecer en la vida nacional”.

Acompañaron a Imbert en su alocución, que fue difundida por Radio Santo Domingo TV, Radio Caribe, La Voz del Trópico y otras emisoras, el presidente del Consejo de Estado, licenciado Rafael F. Bonnelly, y Amiamia Tio.
También estaban presentes los consejeros de Estado, doctor Donald J. Reid Cabral, monseñor Eliseo Pérez Sánchez, doctor José A. Fernández Caminero, miembros del gabinete y altos oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
Diversos sectores de la vida nacional habían iniciado una campaña, a nivel nacional, que aceptara la postulación a la Presidencia de la República.

La estructura política que promovía la candidatura realizó un arduo trabajo entre los trabajadores y en el campo.
Las elecciones del 20 de mayo de 1962 fueron ganadas abrumadoramente por el profesor Juan Bosch, que vino del exilio tras una ausencia de casi 23 años y fue presentado por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Su rival fue el doctor Viariato Fiallo, de la misma tendencia conservadora que representaba Imbert Barrera, postulado por la Unión Cívica Nacional, que en principio fue un movimiento antitrujillista, pero posteriormente se transformó en partido político para terciar en los comicios.

Bosch , para ganarse la simpatía popular, aglutinó a diversos sectores sociales, principalmente de la capa baja de la sociedad y atrajo el voto de los que todavía eran fiel al trujillismo.
Tras su salida del Consejo de Estado, Imbert Barrera se integró al Ejército con el grado de general de brigada.

El Nacional

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