Opinión

Incosteables campañas

Incosteables campañas

Leyendo el editorial del pasado martes del periódico El Día, dirigido ahora por ese brillante y acucioso joven, Jose Monegro, a quien felicitamos por su merecida distinción,  en donde hace una radiografía del alto costo de las campañas políticas que fomentan la corrupción y compromisos que no necesariamente representan los mejores intereses nacionales. Identifica en su análisis que la presión económica que pone sobre los candidatos el clientelismo que domina la actividad política hace que muchos reciban dinero de cualquier fuente, quizás solo excluyendo aquellas que provienen de actividades delictivas de alta peligrosidad y como el  dinero compite con el talento en esta actividad. Esta es una realidad que la vivimos y la sufrimos en carne propia, cuando intentamos participar como precandidato a la presidencia por el Partido Reformista Social Cristiano, a mediados de los ochentas, y luego como precandidato a la senaduría por nuestra Moca del alma, a mediados de los noventas. En ambas ocasiones nuestra gran limitante fueron los recursos económicos, como servidor público honesto, en un modelo clientelista, donde se impone el dinero y el interés sobre la vocación y la virtud, y mas nosotros que no sabemos pedir ni robar. Tal como dijo Napoleón Bonaparte, que la manera más segura de permanecer pobre, es ser un hombre honesto. Definitivamente se ha perdido el horizonte y el ejemplo de los líderes fundadores de los partidos mayoritarios de nuestro país, que no abrigaron fortunas, como en una carrera desmedida por la riqueza a cualquier precio.  En su editorial, Jose Monegro hace un llamado a un pacto político para abaratar las campañas, ya que con esto ganaría el país y ganarían los partidos, donde  la Junta Central Electoral es la indicada para liderar este proceso, que requiere del respaldo de los partidos, organizaciones de la sociedad civil y los grupos de presión que abogan por reformas, porque los actuales costos de las campanas conspiran con el adecentamiento de la administración pública y el sistema vigente, altamente clientelar que garantiza que quien obtiene dinero de manera fácil, podrá imponerse sobre aquel que ha tenido que trabajar para ganar cada centavo que invierte. Manifestó que con estos costos de campaña seguiremos viendo a candidatos a cargos electivos congeniar con personas de reputación dudosa, y peor aún, seguirán llegando a los cargos electivos personas sin más condiciones que la de no tener escrúpulos para obtener y gastar el dinero. Palabras iluminadoras que deben llevar a la reflexión y a la acción, a todos los actores de la vida nacional, para corregir este cáncer que conspira contra nuestra democracia, y que en la esperada nueva ley de partidos, se incorporen los controles necesarios que regulen las ya incosteables campañas políticas.

El Nacional

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