Opinión

Infosegurida

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Al plantear este tema más que orientar quiero hacer un llamado a la reflexión, consciente de la complejidad del mismo, pero que sin lugar a dudas estoy seguro que cada día se acrecientan los  problemas personales que trae consigo, de autoestima, de relación de pareja, sobretodo familiares y por ende sociales. Lo que me motiva a plantear algunas consideraciones que pueden darnos luz.

El ideal de la belleza es un mito, una belleza artificial basada en el color de pelo, de ojos, tamaño de sus senos, en cuantos centímetros mide tu cintura o tu trasero son un cliché o un símbolo subjetivo opuesto a la naturaleza humana.

Cómo me gustaría revertir el dicho “cuanto más conozco al hombre, más amo a mi perro” sin lugar a dudas, el no apreciar colores por parte de los caninos ayuda a valorar mejor las acciones, los detalles de atención, el cariño que lo distinguen siendo fiel y leal. Por lo que es imperativo recordar que la especie humana es la única que está amenazada por sí misma. Creo que nos falta mucho por aprender de los animales.

La mujer debe aceptarse tal como es y basar su relación en la honestidad y la transparencia. Es un error aumentar el autoestima con cosméticos y tratamientos de riesgo, el falso culto a la belleza  tomando en cuenta las medidas de las partes de tu cuerpo, es peligroso y dañino a la personalidad, así como a tu salud física.

El machismo e ignorancia de parte de los hombres por querer cambiar lo que la naturaleza nos da, sin una razón médica o de salud física y/o mental. Si lo aprueba la ciencia como necesario para un mejor funcionamiento es entendible y recomendable, de lo contrario es una necedad o riesgo injustificado.

La belleza interna es la fundamental, la belleza natural es la más hermosa. No se puede pedir  cambiar a la mujer para aprobarla, como una mercancía, ella vale por el ser humano que es, por cuanto tienen en su corazón y en su mente, también por su físico natural.

Valorar o apreciar sobre los ideales estéticos que equivocadamente se imponen en la sociedad y la idea de utilizar la cirugía plástica para aumentar la autoestima, se suma a la pérdida de valores humanos. Este  culto a la vanidad pone contra la pared nuestra esencia de ser humano e irrespeta el orden de las cosas y de la naturaleza misma.

Hoy se nos presenta la oportunidad y el reto de situar frente a la razón, sentimientos, espiritualidad o divinidad el símbolo de belleza, para equilibrar nuestra personalidad ante la realidad de entender y reconocer que somos imperfectos.

La naturaleza humana es muy compleja, lo que podemos apreciar a través de la multidiversidad de culturas representada en cada grupo social.

Amemonos unos a otros, tal como somos, como manda Dios y como nos mostró Cristo.

En cada pensamiento  idealizamos nuestro parámetro de belleza, unos apreciamos ciertos rasgos físicos, otros lo rechazan, algunos valoramos las cualidades intelectuales o de talento, un grupo los sentimientos sanos o valores morales, en fin cabe decir que “cada cabeza es un mundo.”

El Nacional

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