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El agua es la llave de la vida, líquido indispensable para las personas, los animales y las plantas. Ningún ser vivo ha podido prescindir de ella. Debemos tener siempre pendiente que sólo el 2,8% del agua de nuestro planeta es dulce y tan sólo el 0,01% se encuentra en lagos y ríos. El agua dulce, esa que es un mínimo por ciento en el planeta, es precisamente de la que dependemos.

El agua y su saneamiento son asuntos de dominio público y de bien común, por lo tanto los gobiernos y los estados están obligados a establecer políticas públicas que proporcionen salud a través del saneamiento de las aguas. Estas políticas públicas deben contener principalmente:

Procesos de educación permanente con programas de prevención en el manejo adecuado de las aguas.

La potabilidad, el saneamiento de las mismas y la protección de los acuíferos de las diferentes fuentes así como de su trayectoria.

Infraestructuras adecuadas de alcantarillados, represas, acueductos e instalaciones relacionadas, para el traslado, distribución, protección, tratamiento y saneamiento de las aguas.

Un personal humano calificado y actualizado en el manejo, control y supervisión, de los diferentes sistemas que convergen en el uso correcto de las aguas y sus instalaciones.

La prevención de la contaminación y daños a los acuíferos.

De acuerdo a Abel Mejía, encargado para asuntos de agua del Banco Mundial, después del petróleo que ocupa el primer lugar y la energía el segundo lugar, el agua es el tercer negocio más grande del mundo.

El Informe sobre el agua y el saneamiento del Banco Mundial expone, “no es posible luchar contra la pobreza sin suministrar agua limpia. Casi tres cuartas partes de los pobres que viven en zonas rurales del mundo no tienen acceso a agua limpia o a servicios de saneamiento confiables. Como consecuencia de ello, mueren más de tres millones de personas todos los años”.

De los 580 millones aproximados que forman el total de la población actual de América Latina y el Caribe, se estima que 56 millones no tienen acceso a agua potable; mientras que otros 132 millones no poseen servicios de saneamiento adecuados. Con mucha frecuencia, los más pobres compran agua a precios elevados, llegando a invertir hasta el 20% de sus ingresos.

La falta de alcantarillado y de tratamiento adecuado del agua trae graves consecuencias para la salud y el medio ambiente. La República Dominicana tiene un gran reto pues nuestra agua dulce de ríos y lagos cada día está en mayores riesgos, en estos momentos el suministro se ha reducido en un 40% y la potabilidad es cada vez más precaria.

El agua es la principal fuente de vida de la naturaleza, el ser humano es el protagonista de ella. Este poder que da al ser humano ser el amo de la naturaleza, le da también la facultad de decidir que el agua sea fuente de vida o fuente de muerte. Es un asunto de decisión que de hoy en adelante la sociedad reflexione y se convierta en un agente de cambio para que el agua sea solo fuente de vida.

El Nacional

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