Opinión

Infoseguridad

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Superado Trujillo, en este tercer período de la historia, donde se destaca la represión política durante los doce años de democradura del caudillo Joaquín Balaguer, quien nos limitó a un ostracismo de oscurantismo y cercenó casi una generación pensante: Otto Morales, Sagrario  Díaz, Amín Abel Hasbú, Orlando Martínez, entre otros cientos de jóvenes de mentes de vanguardia, posibles protagonistas para forjar una verdadera democracia que cada vez más se hace imprescindible.  

A excepción del gobierno de Juan Bosch y el de Antonio Guzmán medianamente, a ninguno de los gobernantes pos Trujillo les ha interesado revertir el derrotero de nuestra policía de metodología y cultura represiva, militarista y autoritaria, que por lo general abusa de su poder violando los derechos y libertades de los ciudadanos, ignorando o desconociendo la esencia de toda policía moderna, civil y democrática de prevenir crímenes, delitos y conflictos sociales, considerando sobre todo a las personas el centro de la seguridad ciudadana.  

Hoy más que nunca nuestra Policía Nacional, y cabe decir que las Fuerzas Armadas y demás organismos de seguridad, trabajan para los gobiernos y los grupos de poder asociados o relacionados a estos, y lo peor de todo, en muchos casos, al servicio del crimen organizado o la delincuencia común, obviando su función homo céntrica, o sea, considerando al ser humano (al pueblo o a la colectividad en su conjunto) como el centro de su trabajo.

Debo agregar y aclarar que los policías tienen por cultura un mando vertical por su disciplina y formación militarista, lo que les dificulta cumplir con su ley orgánica y la aplicación de la Constitución y demás leyes, las cuales por lo general desconocen; le es contraproducente tener criterio propio al momento de actuar teniendo obediencia ciega al mando superior.

Lo más grave de todo es que los policías no son entes de derechos, no son considerados seres humanos, puede más en su contra o a su favor, una llamada de un político corrupto, que los años que tenga de servicios y de su formación profesional; no poseen una instancia donde les escuchen y los protejan; igualmentem, trabajan sin límite de horario, lo que evidencia que son víctimas del sistema como el que más.

Hoy los jefes y superiores que dirigen las diferentes oficinas o áreas policiales, y de igual modo pasa en las FFAA en su gran mayoría, buscan sacar beneficios e intereses particulares y en torno a estas premisas dirigen o mandan las diferentes unidades de servicios. Les aseguro que si estas unidades recibieran un mando gerencial enfocado en un servicio de calidad, apegado a la Constitución y las leyes, resguardando derechos y libertades de las personas, el panorama sería más alentador.

Para revertir esta cultura militarista, autoritaria y represiva se hace necesario aplicar políticas públicas y voluntad política de los gobiernos y demás poderes públicos y fácticos.  Por otro lado, pago digno acorde a la canasta familiar actual de 36 mil pesos, reconociendo la profesión policial como la de mayor riesgo del estado, y al mismo tiempo la modernización tecnológica con las herramientas avanzadas requeridas a los nuevos tiempos.

El Nacional

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