La educación es la vía para convertir al ciudadano común de cada localidad en un policía comunitario que se deba a su vecindad, que trabaje con ella, por ella y para ella. Es también a través de la educación que debemos construir las fuerzas de seguridad comprometidas con la democracia. La sociedad está y estará siempre llamada a intervenir e involucrarse directa y permanentemente, desde la selección, pasando por todo el proceso de vida funcional del policía, hasta su último día de servicio.
Debe ser una especie de compromiso, de matrimonio canónico de por vida. Sólo así se puede alcanzar que el Estado y sus habitantes garanticen la seguridad. Hoy tenemos la oportunidad, la necesidad, el derecho, el deber y la obligación de consolidar la creación de esa policía anhelada llamada Policía Comunitaria. La introducción de este modelo de Policía Comunitaria, implica un proceso de reforma a largo plazo, que requiere el cambio en la cultura de la institución, pues no sólo implica cambios en los procedimientos operativos, sino en la adaptación de las estructuras administrativas, de los sistemas de asignación de tareas y sobre todo de la posibilidad de premiar a aquellos Policías que se destaquen por su iniciativa y creatividad y no solamente por el número de procedimientos y/o arrestos. La principal exigencia radica en un cambio sustantivo desde el mando burocrático al liderazgo profesional, con capacidades de gestión gerencial de la institución y de gestión sistémica de la seguridad pública. La estructura orgánica de mando policial está marcada por rasgos de política altamente militarista mantenidos por tradición, que impiden desarrollar los criterios institucionales modernos y adecuados al desempeño eficiente de la función de la Seguridad Ciudadana, por lo que se evidencia la necesidad de despolicializar las Fuerzas Armadas, así como de desmilitarizar los cuerpos policiales.
De este modo, el mando superior de la Policía Nacional adquiere una centralidad y gravitación notable en la Seguridad Pública dominicana, pero en desventaja frente a las FFAA, la cual tiene participación en las Políticas de Estado. Esto permitirá una verdadera redefinición de las relaciones entre comunidad-policía; y sin lugar a dudas, un importante eslabón en la formulación de una política integral de protección comunitaria, con el objetivo de prevenir, reducir y controlar la inseguridad.
Los servicios policiales se deben encaminar hacia la labor de asociación con todos los integrantes de cada comunidad para que en sinergia e integración ejecuten las soluciones de prevención, solución y control a esos problemas. Todo miembro de la Policía en el inicio de su carrera debe conocer la realidad de la institución a la que ha ingresado, debe interesarse en toda lo que compete a la organización, debe estar orientado en la generalidad de la función, en su estructura institucional y debe tener un juicio de valor, una apreciación de la misma y reflexionar a acordes con sus principios éticos y morales y a partir de ahí, decidir si realmente podrá cumplir con los mandatos institucionales de acuerdo a las normas establecidas que la regulan.
