Opinión

Infoseguridad

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Las personas buenas y correctas se confían y se descuidan, lo cual es aprovechado por los malos, quienes siempre están alerta y planificando prospectivamente sus acciones. La maldad no duerme. La bondad es ingenua.

Tradicionalmente, la sociedad sana, aquellos ciudadanos que de una u otra manera entendemos que hacemos las cosas correctamente, por lo general no pensamos en colectivo, en unirnos, en actuar en sinergia junto con aquellos que coinciden o son empáticos con el comportamiento honesto. Esto permite que seamos débiles frente a las amenazas y los riesgos que se nos presentan en nuestro diario vivir, y principalmente en estos momentos que tanto nos afecta la criminalidad y la inseguridad.

La maldad nunca anda sola, siempre busca conquistar muchos adeptos. Un ejemplo de ello lo es el crimen organizado, opera en conjunto, en sinergia, organizado para mantener su fortaleza e intereses comunes, pues están claros en que las divisiones los debilitan y  afectan frente a las autoridades.

En el crimen organizado siempre están planificando, son prospectivos, innovadores, creativos y eso se refleja en el éxito que tienen, porque cada vez son más sofisticadas  sus estrategias; el crimen está por delante de las asociaciones de servicios públicos y de bien común y de las instituciones que deben combatirlas y que en nuestro caso cada día más se muestran incapaces y muchas veces irresponsables.

Debemos reflexionar y entender que la seguridad es un asunto de todos, y cuando hablo de seguridad me refiero al sentido amplio de la palabra, no solamente a la seguridad ciudadana, pública o nacional, sino mas allá, a esa seguridad que hace sentir tranquilo y sin preocupación a todo ser humano. Es la seguridad que resulta de un desarrollo humano sostenible, tal como lo plantea Amartya Sen, un desarrollo con equidad, justicia social, bien común, basados en principios éticos y morales respetuosos de las normas y de un orden social con un estado de derecho democrático.

La seguridad es un asunto de todos porque, como seres humanos, nadie está exento de ser una víctima de cualquier acto delictivo.

Aun así no podemos amilanarnos y limitar nuestras libertades. Aunque en primer término es una responsabilidad individual el velar por uno mismo y por los suyos, de la comunidad. Lo cual se revertirá en beneficio para todos y seremos cada vez menos vulnerables ante el crimen. La seguridad es un asunto colectivo.

Debemos retomar las antiguas costumbres en las que los miembros de una comunidad velaban y se cuidaban entre sí. Hay muchas formas de practicar esto: con integración vecinal para la vigilancia, no dejar niños solos a la salida de los colegios, auxiliar a las personas que estén en necesidad o peligro, chequear la casa del vecino cuando no está, llamar a la policía o a los bomberos en cualquier emergencia , etc.

Como sociedad es nuestra función colaborar, exigir y en conjunto debemos trabajar para vivir en paz y armonía. Tal como dijo Edmund Burke: “Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada”.  Unámonos en la lucha contra los males sociales, en  las iglesias, en las universidades, escuelas, ongs, asociaciones, empresas, desde la familia, no nos rindamos.

El Nacional

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