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La corrupción es traición a la patria

“El bien común siempre se revierte a favor del bienestar individual”, este postulado es comprobable a simple vista, no comprendo entonces por qué razón crece tanto el individualismo, el poco interés en defender la cosa pública y la institucionalidad.

En pos de un contra peso a todos nuestros males, que tanto excluyen y dividen las sociedades, conscientes de que la corrupción y su impunidad son los de mayor daño a la institucionalidad y el desarrollo integral para todos, hemos decidido crear el movimiento cívico: “Ciudadano Contra la Corrupción”, (C3), como órgano institucional de veeduría pública, con el objetivo de promover la transparencia y la ética en el ejercicio de la función pública; además abrir espacios de cultura y educación en participación ciudadana, en defensa y protección de los derechos y libertades de las personas, de manera que cada habitante se convierta en un agente de cambio a favor del desarrollo integral y humano de nuestro país, resguardados por comportamientos impolutos.

Siempre en la historia de la humanidad hay personas que alardean de defender una causa, por ejemplo las fundaciones de protección ambiental son patrocinadas por empresas que contaminan el ambiente, las industrias madereras que viven destruyendo bosques gastan en fundaciones de protección a los bosques, las industrias de armas con fundaciones de promoción de paz.

Así mismo los políticos corruptos hacen discursos defendiendo la ética y la integridad, pero lo que realmente hacen es ser protectores y defensores de la corrupción, otros promocionando la lucha contra la droga, pero hacen lo contrario siendo parte como asociados, ejecutores u omisión del narcotráfico; los congresistas que hacen las leyes y deben dar ejemplos de cumplimiento, son los primeros que las violan e insisten en quejarse de su incumplimiento.

La mayoría de periodistas se vanaglorian de ser “críticos de los males sociales”, sin embargo, constantemente comparten, defienden y aplauden a los corruptos. Sacerdotes, clérigos, obispos y pastores, supuestamente promotores y defensores de la filosofía cristiana, de los desvalidos y temerosos de Dios, enriqueciéndose con el diezmo y las donaciones a las iglesias; viviendo con lujos como príncipes y haciéndose de la vista gorda con los males sociales; conviviendo y haciéndose cómplices de los funcionarios corruptos; y lo peor de todo participes de violaciones y abusos de niños, niñas y adolescentes.

Los retos a superar son muchos. Sin lugar a dudas, la corrupción y la impunidad son nuestros peores males. Al describir las dificultades que agrega gestionar educar y redireccionar la cultura de conformismo, pesimismo, falta de actitud, irresponsabilidad de nuestros funcionarios y políticos, entre otros impedimentos al desarrollo, nos muestra que es irrefutable, que falta mucho por hacer.

Los protagonistas de la corrupción son la principal amenaza al trabajo honesto y el crecimiento institucional, urge la cohesión social para eliminar ese monstruo de siete cabezas. Por lo que estamos obligadas, las personas de bien, a empoderarnos en nuestros derechos como lo manda una verdadera democracia representativa y participativa. Sólo así nuestros modelos institucionales avanzarán y evolucionarán al hilo de los tiempos y las nuevas posibilidades, para lograr organizar la estabilidad y el equilibrio institucional.

Dios te bendiga siempre.