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A propósito de la situación dominico-haitiana I

Es agravante la masiva migración pacífica que se produce desde hace décadas y las recientes medidas adoptadas como marco regulatorio recientemente no muestran una verdadera política nacional migratoria y de ciudadanía, pues la inmigración a nuestro territorio sigue sin control, lo que nos indica que no se está haciendo de forma correcta y coherentemente con el interés nacional, es decir, un sistema migratorio basado en normas y procedimientos que contribuyan a afrontar y suprimir las graves consecuencias que se derivan de la migración ilegal haitiana, que debe necesariamente suprimirse gradualmente o al menos menguar los efectos nocivos que como secuela de dicha problemática repercuten sobre toda la sociedad dominicana.

Dentro de las primeras recomendaciones a aplicar, es que toda la ayuda que proporciona el gobierno dominicano a los inmigrantes haitianos tanto legales como ilegales sea canalizada de manera institucional a través de un organismo colegiado que sirva de fiscalizador y que mida el valor de cada mínimo centavo o servicio realizado a favor del de los inmigrantes, principalmente a los haitiano. Luego de que el gobierno dominicano pueda medir y mostrar a Haití todos los beneficios que produce la República Dominicana al Estado haitiano y su sociedad, habrá una mayor conciencia para valorar con justicia todos los aportes del país, consecuentemente habrá una alianza que será fructífera para enfrentar todas nuestras problemáticas comunes.

Se necesita fortalecer las oficinas que manejan los asuntos migratorios para obtener estrategias que permitan desarrollar políticas públicas eficientes en la organización y control de los inmigrantes de todas la nacionalidades en el país legal o ilegalmente, o descendientes de ambos, tomando en cuenta todas las variables o circunstancias que se presenten, obteniendo estadísticas confiables que nos permitan monitorear y dar respuesta y seguimiento con las políticas adecuadas a cada caso. Un proyecto o plan de reconstrucción en Haití debe ser una prioridad de la política internacional dominicana, latinoamericana y principalmente de los grandes colonizadores de ese entonces, Francia, España e Inglaterra, además Estados Unidos y Canadá en el sentido de que su reestructuración y el desarrollo institucional de Haití, implicaría un impacto positivo y decisivo para beneficio de la actividad política, económica y social de la República Dominicana.

Nuestra condición de isla compartida nos obliga a desarrollar políticas bilaterales claras, para las relaciones diplomáticas, comerciales, migratorias, culturales, pues desde el nacimiento de ambas naciones fuimos, somos y seremos un matrimonio sin divorcio debiendo aceptar nuestras realidades y trabajar juntos por un desarrollo sostenible de ambas naciones, dejando claro ante el mundo el respeto basado en los principios de los derechos internacionales y de la libre y soberana determinación de los Estados.

Sobresale el hecho de que la sociedad haitiana tiene grandes dificultades para registrar los nacimientos que ocurren cada día en ese empobrecido país, y que podemos esperar de un ciudadano del mundo que no tenga nacionalidad, que no pueda o no tenga la oportunidad de registrarse en los archivos que lo hacen un sujeto de derecho, es válido entonces, que como parte de este proceso de crecimiento institucional en Haití, se organice y dignifique a cada niño o adulto que no halla podido ser registrado.

Dios les bendiga hoy y siempre.

El Nacional

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