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La educación: fundamento del desarrollo integral

La educación es el fundamento del desarrollo de los pueblos, podríamos concebirla como la espina dorsal en todos los procesos históricos definidos como cultura y civilización. En todos los períodos de la historia y en todos los lugares del planeta, aparece la educación como una actividad deliberada o simplemente como un comportamiento cotidiano que sirve como instrumento básico en la conservación, la transmisión y la generación del más encumbrado de sus logros.

Podemos tomar de ejemplo países como Finlandia, Suiza, Suecia, Alemania, Noruega, entre otros; sociedades que han logrado mantenerse en la cima del desarrollo humano con mejor calidad de vida para sus habitantes, gracias al sistema de educación que prestigia y valora sus maestros, quienes trabajan para destacar y desarrollar las habilidades y talentos de cada estudiante.

Es paradójico el que en nuestro país, culturalmente se rechace cumplir las leyes y se respeten los valores, lo que pone en riesgo la vida social y dificulta la convivencia pacifica y organizada. Es por ello que se hace necesario recuperar y cultivar la educación cívica. Es importante considerar la educación en valores a razón del deterioro moral en que vivimos, al extremo que nos gobierna la corrupción y la impunidad con ausencia de justicia.

Penosamente República Dominicana en cuanto a la educación como principio básico en el cual se fundamenta el desarrollo y el progreso sostenible, ha sido, la más lenta, en extremo tímida y accidentada. Estos trazos históricos del proceso de la educación en el país, muy por debajo al de otros países del vecindario geopolítico, explican en gran medida nuestra permanencia en el subdesarrollo y las diversas formas de violencia; así también, la inestabilidad y debilidad institucional y política.

Parecería necesario, en las circunstancias actuales, no hacer una pausa en cuanto a la expansión cuantitativa de la educación, pero sí promover y aprovechar en todos los centros de pensamiento y medios de comunicación un momento y un espacio para reflexionar sobre qué debemos enseñar y, con qué finalidades y propósitos lo deben hacer. Una reflexión, sobre el Estado que queremos construir.

Es errónea la política del gobierno de gastar la mayoría de los recursos del presupuesto correspondiente a educación en varilla y cemento, con falta de transparencia; dejando de lado las áreas de capacitación docente, las ciencias y las tecnologías que urgen para mejorar la calidad de la aducción en todos sus niveles. La República Dominicana se ha quedado fuera en aportes de patentas, no valoramos la creatividad y la innovación que son imprescindibles para conectarnos al siglo XXI, o nueva era de la información y las tecnologías.

Cuándo conectaremos la capacitación de nuestros recursos humanos con las demandas y requerimientos del mercado, de las industrias y empresas responsables de la producción y productividad que mueven la economía dominicana.

El Nacional

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