En todo Estado organizado, las partidas presupuestarias para las instituciones de seguridad, en nuestro caso, militares y policías, calculan todo lo que requiere un miembro de cada institución para sus servicios durante el año completo, incluye todas las herramientas, horas de capacitación, salud, alimentación, vestimentas y el más mínimo gasto necesario para un buen desempeño laboral.
Por otra parte cada miembro sin importar el rango sabe cuando le corresponde ascenso, con sus respetivos exámenes de oposición, su fecha de retiro, respetando estrictamente su escalafón, como lo manda la ley orgánica y ratifica la constitución, lamentablemente irrespetada tradicionalmente. No llegamos a entender, hasta cuando los integrantes de las instituciones de uniformes, toleraran, se violenten su ley orgánica y la misma constitución, en perjuicio de sus derechos y de la institucionalidad.
De seguir así, las instituciones que se dicen más sólidas del Estado y nuestro futuro serán inciertos, tanto como país y como ciudadano. Reflexionemos y piensen de qué vivirán en poco tiempo las más de 80,000 familias que dependen de los militares y policías. No dejemos que los que nos dirigen, jueguen con nuestro futuro. Ya esta bueno apreciados hermanos militares y policías de que nos dejemos utilizar, despertemos, todos tenemos derechos, derechos plasmados en nuestras leyes y nuestra carta magna, la constitución. Es tiempo de que los gobiernos nos respeten y nos hagamos respetar. Quienes dirigen tienen el reto de revertir la derrota frente al crimen y el deterioro de los organismos de seguridad.
Se hace imperativo que cree el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, definiendo claramente, cual es el rol de cada institución para velar o garantizar estas la estabilidad, y desarrollo humano sostenible de la República Dominicana, tomando en cuenta, lo social, económico, político, militar, policial, ambiental y migratorio.
Otro aspecto importante es la falta de un organismo que unifique, dirija y fiscalice las agencias nacionales de investigación e inteligencia, ya que en nuestra sociedad dichas agencias trabajan a su libre albedrío violando las garantías constitucionales y derechos fundamentales de las personas sin sincronización, sin integración, sin apoyo unos con otros, para que faciliten sus funciones y se evite la duplicidad de esfuerzos.
Dicho de otra manera, no puede existir un desarrollo económico sano y exitoso si la seguridad ciudadana no está bien establecida, por lo que debemos prepararnos conforme a los avances de la sociedad; la misma se va haciendo más compleja y da al traste con el surgimiento de nuevas problemáticas y conflictividades.
La población desempeña un papel muy importante en la Seguridad ciudadana. De hecho, se espera que los residentes, las instituciones y los grupos comunitarios de cada sector formen una alianza con el personal policial y las demás instituciones que le atañe ese rol y juntos desarrollar estrategias modernas y consensuadas.
Estos grupos mancomunados aportan a la policía y demás organismos relacionados sus puntos de vista, información, recursos y pericias adicionales en la búsqueda de objetivos comunes que puedan servir para enfrentarse a la criminalidad, la inseguridad ciudadana y las perturbaciones del orden público.
