Opinión

Ingenios Haina y Catarey

Ingenios Haina y Catarey

El anuncio del Presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, de la construcción de ingenios en Monte plata, San Pedro de Macorís y otros, ha sido recibido con beneplácito y grandes alegrías en esas jurisdicciones, así en la inmensa mayoría del pueblo dominicano.

Voy a retomar el ritmo que habíamos aplazado de escribir temas importantes, palpitantes y de actualidad sociales y diversos, en especial de San Cristóbal, la cenicienta tierra que me vio nacer y otras comunidades del país.

Por este medio me permito, con el debido respeto a los que tengo plenos derechos, en solicitar al señor Presidente de todos los dominicanos, ponderar la reconstrucción o rehabilitación de los ingenios ríos Haina y Catarey de esos prestantes municipios, otrora fuentes poderosas y trascendental de trabajo, empleos, enseñanzas y el mayor productor de azúcar de las Antillas y República Dominicana como era el hainero.

Contemplar hoy las antiguas maquinarias en desuso y edificaciones del antiguo ingenio Rio Haina, causa pesar e indignación y ganas de llorar, pues le arrancaron la mayor fuente de progreso, trabajo, producción y esperanzas, ya que el mismo era el paño donde secarse las lágrimas miles y miles de trabajadores diversos, desde profesionales, técnicos, especialistas, conductores, mujeres, hombres de allí, funcionarios, empleados, jóvenes de San Cristóbal, Santo Domingo y diversos lugares de la República.

Aquel oasis lo derrumbaron, quedando solo los recuerdos y las hazañas portentosas, históricas y valientes de sus hombres y mujeres, muchos vivos, inválidos y otros fallecidos, así la templanza y lucha de sus sindicatos, con héroes y mártires de lo que fue un grave sacrilegio contra esas comunidades, sus alrededores como Nigua, Sabana Grande de Palenque, Yaguate y San Cristóbal.

En el primer gobierno del ex presidente Dr. Leonel Fernández en 1998, se consumó esta increíble tragedia, vaporosa y lastimera, dejando como lastre la desolación, tristeza y un pavoroso y desolador panorama que todavía resuena con tambores de llantos y un ¡ay Dios mío! Interminable.

El desmantelamiento de estos ingenios constituyó para el país una horrible tragedia nacional, y a 17 años de esta debacle, el estado y el pueblo han dejado de percibir miles y miles de millones de pesos, y el sufrimiento permanente que ha dejado secuelas de miseria y dolor interminable.

Dios permita que el honorable presidente Medina Sánchez, pueda comprender esta sugerencia o grito de dolor de quien esto escribe y de voces silenciosas que claman fervorosamente por el funcionamiento del Ingenio Río Haina y del Catarey.

Si aramos en el mar, nos queda la ingente satisfacción de haber cumplido una vez más con el sagrado deber ciudadano y sancristobalense. Amen.

El Nacional

La Voz de Todos