Opinión

Ingratitud, soledad y felicidad

Ingratitud, soledad y felicidad

Me venció el Estado”, dijo Danilo Medina al concluir las primarias peledeístas del año 2007 que escogieron a Leonel Fernández candidato presidencial para el certamen electoral del 2008. Fernández, usando todos los recursos públicos, alcanzó un 72%; y Medina, que había renunciado al Ministerio de la Presidencia por condena a la reelección, obtuvo un 28%.

A raíz de ese momento Medina optó por el bajo perfil y el silencio. Acudía a las reuniones del Comité Político y no tomaba turno, mientras algunos de sus compañeros evadían mirarle para evitar un saludo que pueda desagradar al presidente del PLD y de la República. Leonel Fernández era el príncipe y el hombre que dio luz verde para que todos acumulen grandes fortunas desde el Estado.

“Pero nadie apunta en su agenda los favores recibidos”, dijo Séneca para referirse a los ingratos. Lo que pasa es que Leonel ya no garantiza permanencia en el poder y continuar apoyando con recursos públicos a esos funcionarios y miembros del Comité Político que se reunieron el pasado domingo 19 en Juan Dolio.

Esa es la razón por la que a Leonel se le ha dejado solo, casi solo. “Un hombre aislado se siente débil y lo es”, dijo Concepción Arenal. Y una vez más se confirma la tesis de que el dinero no es todo ni mucho menos garantiza felicidad en la persona. Los felices son ricos, pero no necesariamente los ricos son felices.

La experiencia de la reunión del Comité Político revela que en ese partido no hay el menor concepto ético, pero tampoco hay amigos ni enemigos, ni aliados ni adversarios. Es una corporación de socios mayoritarios y minoritarios que, en función de grandes distribuciones y repartideras, tendrían que ponerse de acuerdo en su pretensión de seguir desguañangando la economía nacional.

Si hay ingratitudes, soledad o infelicidad son asuntos circunstanciales y particulares. Lo que Leonel está viviendo lo vivió Danilo ayer, pero eso no debería de importarle a nadie. Lo que el pueblo no debe permitir es que un grupo continúe al frente de los destinos nacionales, ahora bajo el falso pretexto de que hay uno bueno y uno malo.

 

 

El Nacional

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