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Inmigración: Trump pone a prueba la lealtad de su base

Inmigración: Trump pone a prueba la lealtad de su base

WASHINGTON, EE.UU, (AP).- Pocas cosas movilizan a la fervorosa base de Donald Trump más que su promesa de construir un muro a lo largo de la frontera con México. Y la decisión del presidente de dejar en suspenso ese compromiso -al menos temporalmente- mientras negocia con los demócratas una solución al status de los inmigrantes jóvenes sin permiso de residencia puede poner a prueba esa lealtad.

Algunos partidarios de Trump elogiaron su pragmatismo y su disposición a negociar con quien sea. Pero a otros les causa revulsión la perspectiva de que transe con figuras como los líderes demócratas del Congreso Chuck Schumer y Nancy Pelosi en torno a la inmigración, sin recibir mucho a cambio.

“Muchos partidarios del presidente se preguntan si nuestro rey ha sido capturado y quienes gobiernan ahora son (el jefe del despacho presidencial John) Kelly y un grupo de generales y sus amigos globalistas”, expresó Roger Stone, quien asesora desde hace tiempo a Trump. Sus palabras reflejaron la creciente preocupación de muchos simpatizantes de Trump en torno a la presencia cada vez más reducida de asesores nacionalistas en el Ala Occidental de la Casa Blanca.

Amy Kremer, fundadora de Mujeres que Votan por Trump, comparó la negociación del mandatario con los demócratas con uno de los fiascos políticos más notorios de todos los tiempos: cuando el presidente George H.W. Bush subió los impuestos después de asegurar que jamás lo haría.

“Si no se construye el muro y concede una amnistía, perderá su base”, pronosticó Kremer. “Va a haber una revuelta total”.

La preocupación de esos sectores fue desatada por los llamativos esfuerzos de Trump por lograr un consenso con Schumer y Pelosi -a quienes describió como Chuck y Nancy-, en torno al futuro de casi 800.000 jóvenes inmigrantes sin permiso de residencia cuyas deportaciones quedaron en suspenso gracias a un programa de Barack Obama. Trump, Schumer y Pelosi analizaron el tema en una cena privada en la Casa Blanca el miércoles.

Al día siguiente, Trump, quien supo ser demócrata en el pasado, y los dos líderes demócratas parecían en sintonía. Trump dijo que cualquier acuerdo para permitir que esos jóvenes permanezcan en el país debe venir acompañado de una “seguridad masiva en la frontera”. Agregó, no obstante, que el muro, al que los demócratas se oponen fervientemente, podría esperar.

Si bien la idea de que los inmigrantes jóvenes que fueron traídos al país de pequeños puedan quedarse es muy popular, los sectores más intransigentes la consideran una amnistía.

Trump se solidariza con estos jóvenes, pero hace poco dijo que dejaría sin vigor el programa DACA que deja en suspenso sus deportaciones y les permite trabajar y estudiar. Al mismo tiempo, le pidió al Congreso que resolviese el status de esa población en seis meses.

Trump ya puso a prueba la lealtad de sus partidarios en el pasado y casi siempre comprobó que está a prueba de balas y no cambia si él da marcha atrás con algunas promesas.

Pero el tema de la inmigración, y en particular la construcción de un muro, parecen tener un significado especial para sus partidarios. Parte del apoyo que tiene Trump entre blancos de clase obrera deriva de sus promesas de combatir la inmigración ilegal y de construir un muro en la frontera.

Uno de los principales impulsores de una política de mano dura hacia la inmigración, Steve Bannon, fue hecho a un lado tras la llegada de Kelly.

Breitbart News, al medio ultraderechista al que volvió Bannon tras dejar la Casa Blanca, se ensañó con Trump tras sus contactos con los demócratas. Una nota lo describió como “Amnesty Don” y otra dijo que Trump había sido “asaltado” por los demócratas.

Algunos partidarios, en cambio, elogiaron el pragmatismo de Trump.

“Necesita sacar alguna iniciativa adelante. El Partido Republicano le ha fallado miserablemente”, sostuvo Jeff Jorgensen, presidente de esa agrupación en el condado de Pottawattamie, Iowa. “Me merece mucho respeto. Si hay que transar con el otro bando, se transa”.

No hay garantías de que el principio de acuerdo entre Trump y los demócratas vaya a resultar en una ley. Ni el líder republicano de la cámara baja Paul Ryan ni el del Senado Mitch McConnell parecen entusiasmados con la iniciativa.

El Nacional

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