Opinión

Inseguridad ciudadana

Inseguridad ciudadana

En diversas ocasiones nos hemos referido a diversos problemas que afectan a la República Dominicana, no solamente políticos, sino también económicos y sociales. Hemos analizado diversas cuestiones políticas, libres de partidismo; nos hemos referido al manejo de la Justicia a todos los niveles, y, en fin, a muchas calamidades que afectan a grandes sectores de nuestra población más vulnerable.

Nos hemos referido, además, a la inseguridad ciudadana que predomina desde hace algún tiempo en el país, con su secuela de robos, atracos, crímenes, tráfico de drogas, fraudes bancarios. En ese sentido, hemos comentado la facilidad con que son puestos en libertad delincuentes convictos y confesos, con largos prontuarios de violaciones a la ley.

No hemos vacilado en criticar la impunidad que favorece a muchos que se han aprovechado de sus cargos públicos para disponer dineros del Erario como si fuera propio, pero también al clientelismo político prevaleciente que da paso a la corrupción en todas sus manifestaciones.

En esta ocasión trataremos nuevamente el tema de la inseguridad ciudadana.

Sobre este asunto, sin analizar los intríngulis de su exposición, llama la atención el reciente documento de ex jefes militares y de la Policía, que denunciaron la “degradación moral” de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, fundamentándose en estadísticas que señalan la elevada participación de uniformados en el tráfico de drogas y otros actos de delincuencia.

Los firmantes del documento, encabezados por un general retirado del Ejército, un ex vicealmirante y un ex Jefe de la Policía, tienen suficiente calidad para hablar del tema, pues lo conocen desde que ejercieron sus cargos, no exentos de represión innecesaria.

Sin embargo, debemos decir que durante el ejercicio de esos militares al frente de sus respectivas instituciones, la delincuencia no había tomado rasgos tan alarmantes como ahora, a pesar de los grandes esfuerzos que hace la Policía depurando sus filas de gente perniciosa.

Hemos llegado a un punto en que ninguna dama se atreve a ir sola siquiera al supermercado, ante el temor de un atraco. Las salidas nocturnas han disminuido por el mismo motivo, lo que se puede comprobar en la escasa asistencia a los restaurantes y actos culturales.

Sectores de alta clase media se han visto precisados a contratar guardianes para la protección de sus residencias; a instalar alarmas y cámaras de vigilancia e incluso a comprar perros que son entrenados para protegerse.

Los ex jefes militares que han dado una voz de alarma, como uniformados que fueron, expresan en su pronunciamiento una gran preocupación por las instituciones armadas, lo que debe ser motivo de alta consideración por parte del Gobierno

El Nacional

La Voz de Todos