Opinión

Instruir en el manejo de vehículos de motor requiere readaptar los objetivos

Instruir en el manejo de vehículos de motor requiere readaptar los objetivos

Jamás pensé escribir de una metodología de la enseñanza del manejo de vehículos de motor. No existe. Existen, en cambio, unos empíricos procedimientos desiguales en aplicación.

Estos cuentan con un escenario de decenas de escuelas instaladas con el propósito de enseñar a manejar automotores. Personas que operan vehículos de carga y pasajeros quedan sujetos a un proceso de enseñanza “práctica” para su operación.

Cuando hablo de enseñanza práctica, por supuesto, aludo por igual a la teórica contenida en un folleto entregado a quienes son alumnos de las “escuelas de choferes”.

El contenido de la publicación se basa en las reglas generales establecidas por leyes y reglamentos de tráfico vehicular.

Yo no aprendí en una escuela del tipo. Aprendí bajo la supervisión de conductores como Madín Vásquez y Cheché Quezada.

Vásquez era chofer del diario “La Nación”. Quezada, de “Radio Caribe”. Ambos me instruyeron, dejándome guiar los vehículos bajo su responsabilidad. Por la época, antes de 1961, además, no existían esas escuelas de choferes.

Ahora se atribuye responsabilidad en la educación de quienes aprendan a manejar esos aparatos a un nuevo Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant). Esa organización realizará programas diversos con recursos del orden de quince mil millones de pesos.

La inversión abarca un período de cuatro años. Incluye la conclusión de la autopista de circunvalación en Santo Domingo Norte, desde el cruce de Yamasá hasta la autopista del Nordeste; la rehabilitación de los corredores de autobuses y la construcción de siete terminales de autobuses en la capital.

Entre los objetivos establecidos por ley como propios de esa institución está el de educar a los choferes. Es hora de abrirle un hueco a un proceso educativo, en medio de la cuantiosa cantidad a dedicarse a los problemas del tránsito vehicular.

Hasta hoy, la enseñanza se limita a aspectos propios del manejo del aparato automotor.
Se procura el equilibrio y la precisión en los giros del guía. Se busca dominio al apretar y soltar el acelerador que el freno.

En automotores de transmisión mecánica, se adiestra en la maniobrabilidad de los pedales del embrague y el acelerador.

Se transmiten experiencias en los procesos de estacionarse o salir de un espacio en un estacionamiento. Otros aspectos denominados “teóricos”, se “enseñan” durante el período de instrucción.
Pero, ¿en realidad se educa al conductor?

Gran parte de los desafueros en los cuales incurrimos quienes manejamos vehículos de motor, son culpa de quienes nos adiestran. Salvo, por supuesto, las rabiacas y palabrotas.
Bajo el concepto concebido por quien escribe, se requiere una ampliada metodología de enseñanza.

Verbigracia

Doblar en el carril escogido tanto a la derecha como a la izquierda, desde una posición paralela.Se argüirá, contra esta costumbre, que tal acción no debe ejecutarse. Ciertamente. ¡Pero se realiza!
¿Debido a qué razones se lleva a cabo esta operación? Porque, en los casos de giros frente a semáforos, la programación en verde no dura el tiempo suficiente.

Otro factor es el de los conductores de escasa educación cívica. Desdeñosos de los demás, avanzan cuando les viene en ganas.

Debido a ello, no pocos deciden doblar desde un carril paralelo al concebido para esa operación.
La enseñanza de esta modalidad de conducción incluirá no solamente la divulgación del instructor, sino la práctica. ¿De qué recurso de enseñanza se valdrá quien enseña? En el lugar elegido para ello, se colocará un armatoste destinado a ocupar un carril.

El instructor mostrará al aprendiente, la forma de doblar en paralelo, desde el carril ocupado. En esta práctica debe insistirse, hasta lograr el dominio mental de esta aparentemente simple acción.

Horas antes de escribir esta página he visto un camión de volteo de una empresa constructora, llevarle la parte frontal a una yipeta nueva. ¿Cuál fue el yerro del chofer del camión? Detenido en paralelo, junto al carril de doblar a la izquierda desde la avenida Colombia a la avenida Jacobo Majluta, ocupó, al girar, el carril de la yipeta. Por supuesto, no podía sino ocurrir cuanto aconteció.

Para ese chofer, era absolutamente innecesario ocupar el carril central, a la derecha y en paralelo al vehículo parado a su izquierda. Encontrándose a la derecha, al doblar a la izquierda, debió continuar paralelo al vehículo al cual chocó.

Es decir, ya que ocupó ese carril, debió continuar, al doblar, en el equivalente de ese carril.

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La labor de los agentes de Amet no es suficiente para poner orden en las calles.

El Nacional

La Voz de Todos