Opinión

Inteligencia y unidad

Inteligencia y unidad

Es, sobre todo, en lo alto, atrapado en la soledad del poder –más aún fuera del poder-,  donde se prueba la verdadera inteligencia. Antes, solemos equivocarnos tratando de sustituir los sentimiento por la razón, sin darnos cuenta que la diestra agudeza se sirve de ambas cosas. Aceptar que somos tanto más emociones que ideas nos hace humanos.

De nada sirve saberlo todo si no somos capaces de ponerlo en práctica. Para José Martí, “la inteligencia da bondad, justicia y hermosura”. Esta es la ora cara de la moneda.  De una u otra forma, lo consigue todo sin enredos, utilizando la prudencia. De aclarar las cosas se trata.

Vale distinguir a los poderosos de los incapaces. Los primeros se interesan en las cosas ordinarias, a decir de Víctor Hugo. Los otros, necesitan distinguirse empleándose apenas en asuntos fenomenales. Unos aprenden, los demás enseñan. También es necesario entender que los dones del saber con provecho pertenecen a la experiencia. Primero vemos, escuchamos y probamos, para entonces saber y convencernos.

La política y los negocios nos ofrecen estas posibilidades. En ambos oficios nos vemos precisados a salvar dificultades, propias en todo tipo de competencia. De ahí que nos sirva de mucho ejercitarnos en las adversidades para crecer en ellas. Cuando niños no hacemos otra cosa que jugar a ganar sin atropellarnos ni hacerlo con los amiguitos. Es el primer reto de la inteligencia.

Hacer amigos, no enemigo, es el propósito de vida. Es la mejor cara de la victoria. Si para hacer negocios y avanzar en la política nos vemos precisados a romper relaciones, o en el peor de los casos,  quemar la nave, entonces estamos siendo insensatos, que es como decir brutos. Somos marineros y el mar andamos. Unos y otros coexisten en la misma aldea, comprando y vendiendo mercancías e ideas. Convenciendo a los demás de ser y ofrecer lo mejor. Lógica propuesta que los idéntica y une.

Entender este proceso natural de vida y convivencia constituye un ejercicio esencial de buen juicio. Si no eres capaz de entenderlo y asumirlo como un compromiso, no estas en condiciones de negociar, mucho menos de participar en la política. Ya ni los poetas, que suelen ser dueños de las más excelsas y bellas verdades pueden aislarse o cerrarse al dialogo. Ceder y aceptar siempre ha sido su mejor parte. Prometeo tomó la antorcha de Zeus, no como tea incendiaria, sino para iluminar el camino de los jóvenes y llevar claridad a los maduros adultos encerrados en sus parciales razones. Soto Jiménez hizo uso de la experiencia, enriquecida por la lírica del poeta esclarecido, para  hacer un gran aporte a la unidad del PRD. Iniciada la tarea, cada bando debe hacer su aporte.

El Nacional

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