Opinión

¡Ironía de la vida!

¡Ironía de la vida!

El presidente Leonel Fernández en sus disertaciones durante su reciente visita a Cuba, ha dejado la impresión, en quienes no conocen su proceder, de ser uno de los mandatarios progresistas surgidos en el ambiente de cambios positivos de América Latina.

No obstante, desde 1996 el presidente dominicano se declaró partidario del neoliberalismo y el libre mercado y de forma entusiasta procedió a la reforma del Estado, privatizando sus empresas, promoviendo el DR-Cafta con Estados Unidos y otros tratados que han reforzado la dependencia económica y la pobreza.

En condiciones de “vaca muerta” concedió a emporios extranjeros los ingenios azucareros, la empresa eléctrica y otras dependencias estatales, pese a la oposición a que el patrimonio del pueblo pasara a manos de compañías transnacionales y a otras locales igualmente rapaces.

Durante ese proceso antinacional ha predominado el enriquecimiento de connotados funcionarios públicos, que todavía no han podido explicar, por ejemplo,  dónde fueron a parar los más de 700 millones de dólares de la privatización de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE).

Con la privatización de esa empresa se ofreció el “caramelito” de que el país no tendría apagones y la tarifa eléctrica para la industria y los hogares sería más barata, lo que daría un respiro a la maltrecha economía de las familias y mejoraría la producción y productividad. Todo ha sido un fiasco.

Sin sonrojo, Fernández teoriza ahora contra el neoliberalismo, la crisis financiera y económica mundial. Repite lo que ya han dicho hasta la saciedad  economistas estadounidenses sobre la economía de casino y el mercado especulativo, pero no da un solo paso para sacar al país de las “cuerdas”, golpeado por la crisis global.

De la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), sólo le han interesado los beneficios de PetroCaribe, desdeñando las fuentes energéticas alternativas, como la eólica y solar, o procurando ahorros en ese renglón, mientras siguen postradas la agropecuaria y la industria.

Posar junto a Fidel Castro para tomarse una instantánea y esparcirla por el mundo, no redime al mandatario dominicano de los actos de corrupción de su gobierno ni purifica a quienes de forma artera tomaron 130 millones de dólares mediante un préstamo ilegal a la Sun Land. 

Esa imagen y su contraste, tampoco exculpa a quien día tras días permite la profundización de las desigualdades entre ricos y pobres, los privilegios irritantes, y que el país se hunda en la delincuencia común y el narcotráfico; que éste penetre las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y el Ministerio Público.    

El mismo día en que Leonel arribaba a Cuba, Fidel (recriminando a dos destituidos funcionarios del gobierno cubano), escribió lo siguiente: “La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno, despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno”. ¡Ironía de la vida!

El Nacional

La Voz de Todos