A Ricardo Nieves y a Fidel Santana, con cariño
¿Existe la izquierda revolucionaria hoy día en la República Dominicana? Francamente no lo sé. Pero la interrogante debe conducir a una reflexión saturada de preguntas que no siempre tienen respuestas acertadas. ¿Qué pasó? ¿Dónde se perdió toda la fuerza de los años 60, antes y después de la Revolución de Abril? ¿Dónde fue a parar el empuje del sector sindical, estudiantil y campesino que tenían ascendencia de izquierda? Si bien el PRD jugó un papel estelar durante la revuelta de abril y la intervención militar norteamericana, no menos cierto es que sin la participación del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, el Movimiento Popular Dominicano, entre otros grupos de izquierda, esos acontecimientos no habrían alcanzado la dimensión que adquirieron. La izquierda no sólo puso los muertos, también le puso carácter político e ideológico al movimiento insurreccional.
Hasta la llegada al poder del PRD en 1978 la izquierda era poderosa. Con el retorno de los exiliados, la libertad de los presos políticos, la abolición de las leyes anticomunistas, la izquierda debió convertirse en poderosa fuerza, en opción de poder.
Los apresamientos, las torturas ni el exilio pueden servir de excusa para justificar la debilidad del movimiento. Esto, por supuesto, sin negar su incidencia, ya que una gran parte de los cuadros fueron asesinados, y otra parte decidió cruzar la acera del frente y buscar nuevos horizontes.
Resulta casi inexplicable que a 70 años de la llegada al país de las ideas marxistas, no se haya creado un partido de izquierda. Alguien podría decir que la atomización de los grupos de izquierda, la falta de liderazgo, de una ideología, de una política aplicable, contribuyó al fracaso. No lo sé. Lo cierto es que la izquierda se ha reducido a su mínima expresión, que su influencia es casi nula, que no hay una figura emblemática, un dirigente capaz y carismático que sea un referente, una opción. Cada cuatro años hay que salir a buscar un candidato. Una figura. Pero nada pasa. Los grupos populares siguen dispersos. Gente valiosa, trata de unir en un bloque a los revolucionarios o a todos los que tengan vocación patriótica.
En este país es posible otra fuerza política, seria, de izquierda en el sentido de hoy, que actúe con inteligencia, sin estridencia, sin cargas ideológicas insostenibles. Es posible crear una izquierda que no sea excluyente; que no sólo sea un referente cotidiano, sino que además se convierta en opción de poder. Eso fue lo que traté de explicar en el programa El Gobierno de la Tarde de la Z-101 a manera de reflexión ante mi amigo Fidel Santana. Pero no pude.