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Joaquín Balaguer revela trató en 1961 que la OEA levantara sanciones a RD

<P>Joaquín Balaguer revela trató en 1961 que la OEA levantara sanciones a RD</P>

 Luego de la muerte de su padre, la noche del 30 de mayo de 1961, y acogiendo  sugerencias del presidente Joaquín Balaguer, Ramfis concentró su accionar político en lograr la suspensión de las sanciones impuestas al país por el atentado dinamitero contra el presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt, ordenado por  Trujillo en 1960.

En ese contexto se logró la participación de Balaguer, ante la asamblea general de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, el 2 de octubre de 1961. Esta comparecencia generó todo tipo de especulaciones en los diferentes sectores nacionales, especialmente en los grupos opositores al régimen, que ya  accionaban en el que quehacer diario, en el ámbito de la apertura democrática decretada al efecto.

En su discurso Balaguer afirmó que el país había vivido 30 años de terror y que él garantizaría la paz y la libertad en la nueva democracia dominicana. La oposición, con justa razón, interpretó esta afirmación  como  “pura retórica”, para el gobernante distanciarse de los Trujillo.

“Antes de emprender el viaje a Nueva York hablé con Trujillo Martínez sobre la importancia de que se levantaran las sanciones, y le expresé con franqueza que expondría ante la organización mundial la firme decisión de las autoridades dominicanas de restablecer  en nuestro país el imperio de la ley  y de incorporar la Nación a las actividades propias de la convivencia civilizada”, revela Balaguer en su obra “Memorias de un cortesano en la Era de Trujillo”.

“En República Dominica está naciendo una democracia auténtica y un nuevo estado de cosas”, enfatizó Balaguer ante la ONU, después de denunciar el estado de opresión reinante durante las tres décadas anteriores.

Algunos de los  Trujillo  sostenían que  con esas expresiones Balaguer había incurrido  en un acto de traición y de inmediato plantearon una serie de insinuaciones para que Ramfis  se deshiciera del presidente “en el menor tiempo posible”.

La viuda de Trujillo, doña María Martínez, coincidió con el criterio de los grupos opositores frente al discurso de Balaguer en la asamblea,  y en una carta que envió a Ramfis desde París, el 5 de octubre, alerta a su hijo sobre lo dicho por Balaguer, en cuanto habló de los “30 años de terror” del gobierno de su esposo.

En el primer párrafo de su misiva doña María expresa “treinta años de terror, pero en los treinta años él fue el mejor colaborador de ese gobierno el cual acusa, y tuvo oportunidades brillantes de renunciar, puesto que ocupó puestos en el extranjero”.

La viuda  de Trujillo consideraba que Balaguer había asistido a las Naciones Unidas para hacerse pasar como “un héroe libertador de la República y así conquistar las simpatías de los países europeos con el propósito de dificultar el reconocimiento de un gobierno que no fuera el suyo”. “Más  insultante no puede ser el discurso”, insistía la madre de Ranfis, señalando que “Balaguer  era responsable del terror por él mismo denunciado, ya que su colaboración con el régimen había durado los 30 años”. Además, afirmaba  que Balaguer tuvo oportunidades de denunciarlo antes, renunciando incluso a sus posiciones, ya que había tenido oportunidad de hacerlo al ocupar cargos en el exterior.

Doña María sugería la edición de un libro con los discursos de Balaguer “para que así lo puedan juzgar a él, quien era presidente de la República cuando nos sancionaron en Costa Rica”. Y le advertía a su hijo Ramfis que esa acción debía servirle de experiencia y prevenirle contra una traición de Balaguer.

La ira de la viuda de Trujillo por la intervención de Balaguer era tan fuerte que desde París envió otra nota a su hijo en Santo Domingo, anexándole  el texto de un artículo publicado en París, relativo al discurso del gobernante. Expresa la misiva: “Como se abusa de los muertos, porque no se pueden defender”. La madre señalaba a su hijo que Balaguer trataba de eludir sus  propias responsabilidades, lavándose las manos como Poncio Pilatos “para aparecer sin manchas de pecado”.

 Radhamés, el hijo menor de Trujillo y doña María, ante  insinuaciones de su madre, hizo público también su disgusto con Balaguer, en una carta que envió a su hermano mayor (Ramfis): “Me ha extrañado sobremanera el profano discurso del presidente Balaguer y yo no me explico cómo tu puedes permitir que se profane la memoria de nuestro padre”. Expresa que “hemos leído el discurso y nos parece hecho por un traidor y un cobarde, porque a mí se me importaría que se hundiera el país, pero no permitiría que se hablara así del hombre al que todo se lo debemos”.

Asimismo, advertía a su hermano  sobre los planes  para ofrecer a Balaguer un recibimiento multitudinario a su regreso al país desde Nueva York y le pedía actuar en consecuencia.  Sostenía que “si el Partido Dominicano, creación de nuestro padre, aceptaba tributarle un recibimiento de héroe a Balaguer, entonces todos sus dirigentes son también unos traidores”.

Medio siglo se cumple ahora, a principios de octubre, de la comparecencia de Balaguer en la asamblea de la ONU, y de ahí en adelante los acontecimientos políticos ocurridos en el país los conocemos todos.

UN APUNTE

El doctor Joaquín Balaguer era el vicepresidente de la República cuando el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina fue ajusticiado el 30 de mayo de 1961, por lo que sus pretensiones ante la OEA fueron consideradas meras retóricas por opositores, por desconfianza en él. Un lustro después, se impone en el poder.

El Nacional

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