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Johnson objetó gobierno encabezó Imbert Barreras

Johnson objetó gobierno encabezó Imbert Barreras

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Las maniobras políticas entre todas las partes  beligerantes durante la Guerra de Abril de 1965 comenzaron el 3 de mayo, un día después de que los Marines establecieron un cordón de seguridad sobre Ciudad Nueva, que terminó con cualquier posibilidad de un ataque de los rebelde  a la Junta Militar de San Isidro.

Ante la imposibilidad de una victoria militar, los rebeldes rápidamente cambiaron de táctica y lanzaron una vigorosa ofensiva de propaganda política.

El primer “disparo” fue el 4 de mayo, cuando un Congreso constitucionalista  eligió al coronel Caamaño Deñó como presidente de la República.

Mientras se realizaban estas actividades, los funcionarios estadounidenses gestionaban formar un gobierno  con apoyo popular que sustituyera a la Junta Militar de San Isidro, que encabezaba el coronel Pedro Bartolomé Benoit.

El emisario del presidente  de Estados Unidos Lyndon B. Johnson, John Bartlow Martin, con el apoyo del embajador William Tapley Bennett tomó la iniciativa de buscar al general Antonio Imbert Barreras, un Héroe Nacional por su papel en la muerte del tirano  Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Según un documento de la CIA,  Imbert tenía un ejército privado de 2.000 hombres, y un fuerte apoyo en la Policía Nacional. Pero lo que le convirtió en un candidato atractivo a los ojos de Martin fue el distanciamiento con los oficiales de San Isidro, incluso con el general Elías Wessin y Wessin.

Martin creía que “un acercamiento entre Caamaño e Imbert no era imposible.”

Imbert encabezó la lista de cinco candidatos que pudieran constituir un Gobierno de Reconstrucción Nacional (GRN). Como segundo integrante Imbert tomó a Benoit para no defenestrar por completo a la junta existente. Los otros tres candidatos iban a ser civiles, pero los retrasos surgieron al tratar de reclutarlos.

El embajador Bennett informó al Departamento de Estado que pocas personas estaban calificadas para los puestos, y que algunos calificados expresaron su rechazo a servir. Después de una búsqueda rigurosa de los candidatos,  el 7 de mayo Imbert fue juramentado como presidente de la GRN.

Bennett recomendó el reconocimiento inmediato de Estados Unidos del nuevo gobierno, pero el Departamento de Estado lo objetó, alegando que tal medida podría afectar negativamente el siguiente paso en el proceso que era la estabilización, conforme a lo previsto por Washington y la OEA, mediante  la formación de un Gobierno provisional con el apoyo de las partes beligerantes.

Esto no fue buena noticia para el presidente Johnson, quien, a diferencia de los funcionarios de Estados Unidos en la escena, tiende a culpar a Imbert de la deriva hacia la acción militar. “Yo no voy a pasar a la historia como el hombre responsable de poner otro Trujillo en el poder”, se dice que expresó al referirse al general Imbert.

Con la esperanza de ser capaz de restaurar el orden a través de medios diplomáticos, Lyndon B. Johnson decidió enviar a McGeorge Bundy, consejero de Seguridad Nacional,  Cyrus R. Vance,y a otros a Santo Domingo.

 La idea central de las instrucciones de Bundy era sacrificar la GNR, en su caso, a favor de un gobierno que garantice la seguridad de los militares dominicanos y la eliminación o la detención de los comunistas y castristas. Palmer, al enterarse de que la misión estaba en el camino, no estaba contento. Para él, no era más que otro ejemplo de la interferencia de las autoridades superiores políticas que carecían de una apreciación profunda de la complejidad de la “visión local”.

 El equipo de Bundy, más tarde se comentó con sorna, que se espera lograr una “rápida y sucia” solución dentro de las cuarenta y ocho horas.

En un primer momento, el principal escollo para un acuerdo entre la GRN y los constitucionalistas parecía ser la insistencia de Caamaño de que no se reuniría con Imbert hasta que ciertos oficiales vinculados con el grupo de San Isidro, abandonaran el país.

  Funcionarios de Estados Unidos convencieron a Imbert de aceptar la condición, pero la clave del progreso era Wessin, un “hombre honorable”, de acuerdo a Bennett, pero rechazado por el bando constitucionalista.

 Wessin prometió  a Bennett  y a Palmer, el jefe de las tropas estadounidenses en el país, que iba a renunciar por el bien del país y aceptar un puesto en el extranjero, para mejorar las perspectivas de paz.

En el contexto de violaciones de alto el fuego en ambos lados, los esfuerzos para conseguir que Caamaño e Imbert se juntaran resultaron inútiles.

Los funcionarios estadounidenses dudaban de que Caamaño era un “agente libre”, y sospechaban que los elementos radicales dentro de la comitiva del coronel deliberadamente trataban de sabotear un compromiso político.

Caamaño, por su parte, expresó sentimientos similares acerca de Imbert, a quien veía como el títere de los generales trujillistas y wessinistas.

UN APUNTE

La misión de Bundy

La idea central de las instrucciones de McGeorge Bundy era sacrificar el Gobierno  de Reconstrucción Nacional, en su caso, a favor de un gobierno moderado que garantizara la seguridad de los militares dominicanos y la eliminación o la detención de los comunistas y castristas.

El Nacional

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