Opinión

José Martí, 160 años después

José Martí, 160 años después

”Oh, maestro que has hecho”, fueron las primeras expresiones de dolor del poeta Ruben Darío, al enterarse de que una bala absurda, como dijera después Balaguer, había cortado la existencia, de quien supo pulir con asombrosa maestría las metáforas más hermosas en el idioma español.

José Martí debe ser estudiado desapasionadamente en su contexto histórico. El siglo XIX es su marco. En este escenario, el apóstol cubano tuvo el honor de enfrentar en pleno auge, el imperialismo norteamericano en todos los rincones de América.

Martí pudo atalayar las garras del imperio mucho antes que Vladimir Lenin y lanzó los epítetos más ríspidos contra la España imperial e irresponsable. ”El Norte ha sido injusto y codicioso”, dijo.

Su saber enciclopédico abarcó desde su preocupación por los niños a través de las ediciones de ”La edad de oro”, hasta las condiciones artísticas de Sara Benhardt. Es tarea difícil cubrir con propiedad en pocos párrafos la labor de quien pudo en sólo 43 años de existencia, organizar la  guerra libertadora cubana, fundar el Partido Revolucionario Cubano, escribir los versos más bellos de la lengua española e incursionar con éxito como pionero del modernismo, con su única novela: ”Amistad Funesta”.

Martí fue completamente digno. Quizás por razones de chauvinismo, algunos han pretendido enfrentarlo en grandeza y elevación moral a Simón Bolívar. La realidad es que ambos son  modelos de abnegación. ”Somos los hijos de la espada de Bolívar”, dijo una vez Martí, y sus biógrafos afirman, que se le vio llorar delante de una estatua del Libertador.

Urge que nuestros niños y jóvenes conozcan a profundidad al Martí maestro,  pensador, revolucionario, orador, organizador, amigo de los dominicanos y al creador de imágenes literarias más fecundo de Hispanoamérica.

De la pluma de Martí salieron palabras amorosas: ” Madre mía, Hoy, 25 de marzo, en víspera de un largo viaje, estoy pensando en usted. Yo sin cesar pienso en usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida. ¿Y por qué nací de usted, con una vida que ama el sacrificio? El deber del hombre está donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre’.

El apóstol admiró a Walt Whitman. Veneró a Ralph Waldo Emerson y, aunque no conoció a profundidad a Carlos Marx, cuando éste murió, dijo: ”Kark Marx ha muerto, como se puso al lado de los débiles, merece honor”.

El 28 de enero se conmemorará el 160 aniversario del nacimiento de José Martí. Y las palabras de la poetisa chilena, Gabriela Mistral, son certeras: “Pónganle si quieren a Martí, un microscopio acusador encima, aplíquenselo a arengas, proclamas, o a cartas y no le ha de saltar, ni una sola mancha, ni una peca de odio”.

El Nacional

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