Opinión

Jóvenes de ahora

Jóvenes de ahora

La lucha política contra el régimen de Trujillo, fue asumida por muchos jóvenes como una responsabilidad cívica, ciudadana, por vocación democrática e identificación con los mejores intereses del pueblo. Cada joven se entregaba a los movimientos clandestinos, consciente de que estaba combatiendo contra un gobierno  odioso y despótico.

Una vez desapareció Trujillo, la generalidad de los jóvenes que habían actuado políticamente contra él, formaron parte del movimiento estudiantil, gremial y sindical.  Defendieron los intereses de sus organizaciones con  total desprendimiento, movidos por la idea de que se impusieran los principios que servían de base a su concepción política e ideológica.  Nunca se movilizaron en busca de una prebenda,  ni como una vía para ocupar un cargo. Pero hoy la situación ha cambiado.  Lo que ayer fue una actividad motivada por ideales, principios y sensibilidad, hoy es algo que se hace buscando alcanzar posiciones y funciones que generen dinero. 

Algunos jóvenes comienzan sus actividades políticas en grupos estudiantiles vinculados con partidos tradicionales, clientelistas y de negocios;  su accionar político está dirigido a destacarse en su centro de actividades, para que, en pago a su “trabajo” para la organización se le seleccione para un cargo electivo o no.  Para comprender lo que decimos no hay que hacer esfuerzo.  Al actuar se ven como si fueran del pasado, con ideas políticas comprometidas con los peores intereses y las causas más injustas, lo que revela que son jóvenes de edad, pero por su concepción política e ideológica están ubicados en lo atrasado porque se identifican con un ordenamiento social añejo, condenado a su desaparición por sus propias contradicciones internas.

Es penoso y chocante que jóvenes que pueden hacer grandes aportes a la lucha del pueblo, se encuentran  al servicio de los peores intereses. Pero no se llega a abrazar la causa del pueblo por decreto, sino por sensibilidad y convicciones; los continuadores de la lucha de los jóvenes que en nuestro país y en otros pueblos han dado sus vidas por la libertad plena, el progreso, la paz y la felicidad material y espiritual de la humanidad, no son los que se han fundido en cuerpo y alma con los politiqueros corrompidos, sino aquellos que son jóvenes de edad y de pensamiento y bregan hoy para un futuro mejor de todos los seres humanos sin distinción.

El Nacional

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