Opinión

Juliana Deguis

Juliana  Deguis

Hace unos años cruzaba por el Parque Independencia y vi una exposición sobre Mujeres Dominicanas. Era de dos fotógrafas e incluía, como es de suponer a sus amigas. Me alegré mucho, pero también pensé que los 8 de marzo son fechas reservadas para las luchadoras por los derechos de la mujer, y en ese grupo había algunas que no tenían en su haber un solo gesto en ese sentido.

La exposición hubiera pasado sin pena ni gloria si no hubiera sido porque una turba de envalentonados “nacionalistas” (no ceso de asombrarme con la valentía de cierto sector de la hombría dominicana, a quienes nunca hemos visto ni en Abril, cuando invadieron militarmente la nación, ni en luchas nacionales) rompió el retrato de una dominicana: Sonia Pierre. Las fotos de ese grupúsculo pateando la imagen dieron la vuelta al mundo y provocaron que Hilary Clinton y Michelle Obama le hicieran un homenaje a esa negra, que se había atrevido a organizar una ONG para defender los derechos de las dominico-haitianas.

Nada diferente de lo que hemos hecho los dominicanos ausentes en New York, con las Ongs, cuyo trabajo fundamental es defender los derechos de los dominicanos inmigrantes protegiéndolos de la persecución de Migración y del racismo de la policía.

Ahora resulta que cien Diputados, los mismos que se equivocaron en la redacción del documento de Loma de Miranda, que luego cuestionara el Senado, creando un berenjenal que el presidente tuvo que observar, envalentonados por la retórica del inefable Vinicio Castillo, están condenando a una de las agencias de la ONU que tiene en su aval la defensa de 35 millones de migrantes en el mundo, y que actúa en África, Latinoamérica, Asia y el Pacifico, Oriente Medio, y el Norte de África.

Imagino que los congoleses, sudaneses, malienses y palestinos, que están sobreviviendo con la ayuda del AGNUR, nos estarán mirando con horror, ya que por el hecho de invitar a una dominico-haitiana a una conferencia en La Haya, sobre la apatridia, aquí se está denunciando a la agencia y pidiendo la expulsión de su representante.

La verdad es que seguimos batiendo los records Guinnes. No hay más que coger una sola revista dominicana de sociedad, una sección de noticias, para ver cómo campea el inglés por estos lares. Todas las familias de clase media y alta tienen a sus hijos aprendiendo en inglés aquí, o en los Estados Unidos, todos aspiran a enviarlos a universidades norteamericanas, todos compran en los shopping centers, todo el jevitismo se expresa en inglés y aquí cien diputados se alarman porque una mujer está amenazando “la seguridad de la identidad nacional”.

Recomiendo leer Miedo a la Libertad, de Eric Fromm y reírse, reírnos.

El Nacional

La Voz de Todos