Opinión

Justicia privilegiada

Justicia privilegiada

El caso OISOE pone al desnudo, una vez más, nuestra falta de institucionalidad. Asimismo, que el Poder Judicial depende del Ejecutivo, y el Ministerio Público no deja de ser su mandadero. Quebradizo sendero tomado al pretender excluir a los principales responsables de un escándalo que crece como bola de nieve. Detonante desatado con el suicidio de uno de las decenas de contratistas sometidos al sistema de robo y extorsión prevaleciente en ese organismo.
Distraer la atención aprovechando y trivializando un hecho dramático –como la denuncia, apresamiento y despacho a su casa de un policía inconforme con su sueldo-, puede ser parte del sortilegio barato a que suelen apostar los “estrategas” para sacar de escena temas que les quema las manos a posibles implicados, directos e indirectos. No siempre ha sido efectivo apostar a la memoria infantil de los pueblos, por aquello de que olvidan rápido y que cualquier juguete los entretiene. Como dice el refrán, “soy un mono muy viejo para que me hagan morisquetas”.
Los procuradores Domínguez Brito y Laura Guerrero están obligados a explicar al país por qué no habían interrogado a Miguel Pimentel Kareh y a su alter ego José Miguel Florencio, entonces cabezas de la OISOE y principales sospechosos de anidar la mafia organizada que operaba allí para estafar contratistas, evidentemente, para enriquecerse y socavar la calidad de las obras supervisadas. ¡Vayan vigilantes que nos gastamos! ¿Quién, ¡carajo!, encubre a estos turpenes, colocados al margen de la ley? La justicia es un instrumento del Estado, para corregir entuertos y sancionar hechos punibles que atenten contra la sociedad y el interés público, que de eso se trata. ¿Entonces?
Domínguez Brito y Laura Guerrero pueden ahorrarse tiempo, lápiz y papel, leyendo dos estupendos trabajos publicados, uno el jueves 8 del mes en curso, en Diario Libre, bajo la firma de Abel Guzmán, y el otro en la misma fecha, en El Día, firmado por Estarlin Taveras. Estamos frente a la punta del iceberg de un sistema corrompido que parece dejar algunos resquicios, bajo amenaza de ser invadidos y contaminados. La indignación desatada puede llevase consigo este desorden bajo la máscara o mueca de la democracia. Voces autorizadas y analistas experimentados han diagnosticado los indeseados efectos que tiene el escabroso tema para la imagen del Presidente y para la del candidato presidencial del PLD. Dos productos en una misma persona, para decirlo en términos mercadológicos.

Las redes y los medios electrónicos, desbordados sin tapujos, han llegado a los medios escritos para seguir el destape del caso que costó la vida al arquitecto David Rodríguez, inmolado acaso, para rescatar a ese país de la podredumbre moral.

El Nacional

La Voz de Todos