La semana pasada leímos unas declaraciones del secretario de los Estados Unidos, John Kerry, según las cuales ese país quiere asegurarse de que ningún líder permanezca en el poder “indefinidamente”. Kerry también advirtió que Estados Unidos “está en contra” de los procesos para modificar la Constitución, con el fin de eliminar los límites de los mandatos presidenciales y otros intentos de “manipular las leyes y los cuerpos electorales en formas que subvierten el proceso electoral”.
Kerry no se refirió a ningún país en particular, pero sus palabras podrían referirse a muchos de América Latina donde la Constitución ha sido modificada para permitir que los Presidentes se reelijan continuamente, como son los casos, por ejemplo, de Bolivia, Ecuador y Venezuela. Sin embargo, la pulla también podría alcanzar a la República Dominicana, porque en nuestro medio hay sectores que quieren modificar la Constitución cada vez que alguien llega al Poder y la Carta Magna le prohíbe reelegirse. Tal fue el caso de Hipólito Mejía y ahora el del Presidente Danilo Medina, quien todavía no se ha decidido acerca de tan peliaguda propuesta. Nosotros hemos sugeridos una modificación constitucional, pero no para promover la reelección, sino para que se amplíe de cuatro a seis años el período presidencial, sin reelección, siempre y cuando esto se haga mediante una Asamblea Constituyente, a través de la cual sea el pueblo el que decida y no los representantes políticos en la Asamblea Revisora.
Esos integrantes de la Asamblea Revisora suelen decir que ellos representan al pueblo, porque fueron escogidos por los electores. Sin embargo, la verdad es que quienes los seleccionaron fueron los partidos políticos por clientelismo o por sus aportes a los gastos de campaña.
Esto quiere decir que no representan las aspiraciones populares, sino la de sus respectivos partidos. Se pueden contar con los dedos de una mano aquellos legisladores que hayan presentado o aprobado alguna Ley que de verdad favorezca al pueblo. Es lo contrario, a menudo han sido cómplices de proyectos que son contrarios al interés nacional, especialmente en cuanto respecta a la salvaguarda de nuestra soberanía o los recursos mineros.
Sería muy distinto si una Asamblea Constituyente escogiera a los hombres más honrados de sus respectivas provincias, para figurar en las boletas sometidas para la aprobación popular, dándose así un ejemplo de verdadera democracia participativa.
Kerry tiene razón al señalar la inconveniencia de que un Presidente se reelija cuantas veces quiera, como también está claro en que es “crucial” combatir la corrupción en todo el continente, porque los derechos no son suficientes “cuando hay impunidad para los criminales”.
