Opinión

La antorcha de Fello

La antorcha de Fello

Soy de los que se resisten a creer que desde las esferas de poder se han olvidado de un hombre del temple, el coraje y la lealtad del doctor Rafael Suberví Bonilla, porque, como cristiano que somos, en el nombre de Jesús, reprendemos toda malicia y pecado de ingratitud.

Estas palabras quisiéramos que llegasen al escritorio del despacho del señor presidente de la República, para no tener que asumir por obligación la vergüenza de seguir observando a un incansable político, sentado en la tranquilidad de su hogar, tan solo a la espera de una llamada del palacio presidencial informándole, a través de un decreto, de su designación en un puesto en la administración pública.

Creo que no es ético ni decoroso mantener en las gradas a un jugador de la talla de Fello Suberví, un estadista, quien por demás jugó un papel de vital importancia a favor del triunfo electoral del Partido de la Liberación Dominicana en los pasados comicios.

Jamás pudiésemos cargar con el dolor al entender que quien ostentó en dos oportunidades la alcaldía del Gran Santo Domingo, dos veces diputado, en sendas oportunidades ministro de Turismo e Interior y Policía no será tomado en cuenta por la administración del presidente Danilo Medina, cuando este político le ayudó a mantenerse en el solio presidencial.

El funcionariado del gobierno que encabeza el ciudadano presidente de la República ha de saber que Fello es una marca nacional, cuya impronta es seguida y respaldada por una gama de dirigentes que esperan, bates en manos, el turno para hacerle swing a la pelota del estado dominicano.

Por su honestidad, por su experiencia y por sus aportes al estado y al país, Fello debe ser considerado y tomado en cuenta, a partir de su impronta social. Creo que el momento es brillante para rendir tributo a la honestidad, a la conducta y al comportamiento.

A figuras como Fello Suberví quisiera verlas gravitar por muchos años en el escenario político de la República, porque vanamente lo que se le pudiese criticar es su edad, como si estas fuese óbice o retranca para continuar brindando servicio a la patria.

Fello es un activo, hijo de las tierras del suroeste de la República, quien desde joven asumió la política como un sacerdocio, y quien bajo ninguna circunstancia bajará el perfil y entregará su antorcha.

El Nacional

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