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La antorcha olímpica toca tierras indígenas, los grandes olvidados de Brasil

La antorcha olímpica toca tierras indígenas, los grandes olvidados de Brasil

Río de Janeiro, EFE.- La antorcha olímpica llega hoy al estado de Mato Grosso do Sul, a tierras de los pueblos indígenas, los grandes olvidados de Brasil, que lejos de ver en los Juegos de Río 2016 un símbolo de unión de culturas creen que el evento contribuirá a ocultar la realidad de los indios del país.

“A pesar de ser un momento de celebración para la sociedad brasileña en general, estas Olimpiadas colaboran con la invisibilidad de los problemas de la población indígena”, denunció a Efe Flavio Vicente Machado, coordinador del Consejo Indigenista Misionario (Cimi) en Mato Grosso do Sul.

El relevo de la antorcha olímpica, que a su paso por Brasil recorrerá unos 36.000 kilómetros y pasará por cerca de 500 ciudades, se ha intentado presentar como un símbolo de superación y de tolerancia.

Sin embargo, su paso este sábado entre los municipios de Itapora y Dourados, que acoge una de las mayores poblaciones indígenas de Brasil, en especial de las tribus Terena y Guarani-Kaiowá, no es suficiente para apaciguar la tensión en un territorio en el que son habituales los enfrentamientos entre indígenas y hacendados.

El principal foco de conflicto es una región de 9.500 hectáreas en la frontera de Paraguay que está en manos de terratenientes y que los indios consideran como la tierra tradicional Ñanderú Marangatú.

La última víctima de estos conflictos se registró el pasado 15 de junio, cuando Clodiodi Aquileu Rodrigues de Souza, un guaraní-kaiowá de 23 años, falleció a causa de los disparos realizados por un grupo de hacendados que querían expulsar a los indígenas de unas tierras que habían ocupado días antes.

Debido al aumento de la tensión en la zona, el Gobierno acabó ordenando el envío de tropas mientras ambas partes discuten soluciones al conflicto.

En esta región muere un indio cada 12 días por causas violentas, muchos de ellos víctimas de una “política de asesinatos selectivos de líderes por parte de los hacendados”, denunció Machado.

El estado de Mato Grosso do Sul es “una de las regiones más violentas contra los pueblos indígenas”, agregó el activista, por lo que “está lejos de representar esa imagen de tolerancia” que pretenden simbolizar los Juegos Olímpicos.

Desde 2003 se han registrado cerca de 400 asesinatos de indios guaraníes en conflictos por tierras en el estado de Mato Grosso do Sul, en el suroeste de Brasil, según datos de los propios indios.

Según los guaraníes, las agresiones de las milicias organizadas por los terratenientes no se limitan a tiroteos y también incluyen persecuciones, el envenenamiento de tierras e incendios de autobuses escolares, lo que genera una fuerte presión psicológica que ha llevado a 700 indios a suicidarse en estos años.

Esta situación queda oculta ante la celebración de los Juegos Olímpicos, dijo Machado, ya que ante un evento de este calibre las autoridades buscan dar “una imagen de que todo está bien en Brasil”. De esta forma, se evita que en un momento en que “el foco está en Brasil” la comunidad internacional pueda tener conocimiento de los “problemas de desigualdad” y de demarcación de tierras que sufren los pueblos autóctonos de la región.

El Gobierno intenta mostrar que las cosas están bien, pero la realidad es que el país está en crisis”, apuntó Machado, quien lamentó además que el paso de la antorcha por esta zona “ilustra la indiferencia” de los brasileños ante esta situación.

El coordinador de la Cimi quiso resaltar el carácter pacífico de los indios, pero no descartó que la actual situación de crisis, tanto económica como institucional, pueda “abrir la puerta a nuevos conflictos”, especialmente en el sur del país.

El Nacional

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