Al analizar el comportamiento electoral de las elecciones del 2012, he comprendido el por qué la gente del gobierno está tan desesperada comprando el respaldo de los partidos políticos de la oposición y a influyentes dirigentes de la denominada Sociedad Civil.
Y es que, si analizamos los números del resultado de esos comicios, encontraremos las razones por las que el presidente Danilo Medina y su equipo gobernante han decidido tirar por las bordas de las inmundicias los principios éticos que deben regir el comportamiento de quienes se llaman defensores del pensamiento de Juan Bosch.
Primerante, debo recordar que -en diciembre del 2011- el entonces presidente Leonel Fernández no se había decidido abiertamente por la candidatura de Medina y el agrónomo Hipólito Mejía tenía una ventaja de unos 20 puntos porcentuales en la mayoría de las encuestas que se hacían en ese entonces.
Sin embargo, al equipo estratégico del doctor Fernández asumir al hoy presidente como su opción electoral, las cosas empezaron a cambiar y diseñaron tácticas comunicacionales que dieron al traste con la ventaja de Mejía.
Para nadie fue un secreto que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se valió de todo tipo de artimañas para tumbar al candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), incluyendo la desmovilización de quienes seguían al ingeniero Miguel Vargas.
Fue en base a esas truchimañerías peledeístas que Medina pudo ascender las escalinatas de la Casa Palaciega de la calle Moisés García, por lo que -se suponía- nunca daría una puñalada trapera a su sostenedor.
Ya en el ejercicio de su mandato constitucional, Medina y su gente han ido cumpliendo lo que secretamente decían que harían con el doctor Fernández y su grupo, inmediatamente llegaran al Poder.
No olvido que -en noviembre del 2012- le comenté a Fernández que debía prepararse a recibir un fuerte golpeo de los danilistas porque éstos se proponían aniquilarlo políticamente.
Debo decir que -actualmente- el presidente Medina no cuenta con la totalidad de la estructura electoral que le permitió imponerse en el 2012.
Ahora tiene a un PLD dividido y -al margen de lo que digan algunos dirigentes- el ex-presidente Fernández no es un tonto y tiene que saber las muchas cosas que tienen los danilistas para aplicarlas en su contra después de las próximas elecciones.
Así las cosas , tendría que ser el doctor Fernández muy ingenuo para mandar a votar por un candidato que lucha a brazos partidos por aniquilarlo del escenario político nacional e internacional. Estoy muy seguro de que no menos de 200 mil de sus seguidores directos e indirectos no votarán a favor de Danilo.
