Opinión

La cola del Conep

La cola del Conep

Son harto conocidas las contradicciones entre el ingeniero Radhamés Segura, vicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, CDEEE, y la cúpula del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), en lo concerniente al manejo del sector eléctrico nacional.

El último round parece haberlo ganado el CONEP. Una investigación periodística acaba de denunciar algunas irregularidades en la CDEEE, y el ingeniero Segura, lejos de desmentirlas, las ha confirmado, alegando que sus actuaciones son normales y que en nada contravienen la ley y los valores éticos.

Hasta las denuncias hechas en contra de Radhamés Segura, éste había sido el mejor defensor del patrimonio de la CDEEE, desde el inicio mismo del proceso de capitalización de ese emporio. A los adversarios del titular de la corporación eléctrica, las revelaciones de la periodista Nuria Piera, les han llegado como anillo al dedo.

Envalentonados, los ejecutivos del Conep han arremetido contra la gestión del presidente, doctor Leonel Fernández; conminándole a introducir cambios en el modelo económico que viene aplicando.

Muchas de las críticas del Conep son razonables y ameritan ser tomadas en cuenta por el presidente de la República. Pero mejor hubiera sido que el empresariado, al tiempo de fustigar al gobierno, volvieran la cara hacia ellos mismos, y se preguntaran cuál ha sido su cuota de culpa en las desigualdades sociales por las que atraviesa el pueblo dominicano.

La contraparte del Estado, entre los generadores de energía, la componen prominentes dirigentes y miembros del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep). Es decir que, en este caso, se trata de una responsabilidad compartida.

El Consejo de  Administración de la CDEEE, siempre ha estado bajo el control y el dominio del sector empresarial, en los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, del PRD y del PLD. Intentar lavarse las manos y liberarse del desastre eléctrico del país, es imposible para el empresariado nacional.

El cambio de modelo a que aspira el Conep, está muy lejos de los cambios estructurales que necesita el cuerpo enfermo de la nación dominicana. Reenfocar el gasto público es una medida atinada, pero, en definitiva, no deja de  ser un simple remiendo. 

Sería bueno que el Conep volteara el rostro y se mirara la cola.

El Nacional

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