Opinión

La concentración del Poder

La concentración del Poder

Los más viejos sabemos a dónde nos lleva la concentración de los poderes públicos. En 1931, bajo el argumento de que eran innecesarios, Trujillo eliminó los partidos al eliminar a sus líderes o simplemente comprar a los más débiles de firmeza política, para crear el Partido Dominicano. Obligó a todos los ciudadanos a inscribirse en el mismo, pues en caso contrario no podían conseguir un empleo. Los que no obtemperaron a ese requerimiento fueron a parar a la cárcel o al exilio.
Hace pocas semanas, el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) se trasladó a República Dominica para investigar la situación política local, ante el temor de que el país siga los pasos de vecinos, como Venezuela, Nicaragua y Ecuador, cuyos gobernantes tienen una concentración de poderes extraordinarios. El CSIS es un centro de estudios al servicio de los partidos Republicano y Demócrata de Estados Unidos, de cuya objetividad no se tiene dudas.

La Historia dominicana está repleta de casos de presidentes y ex presidentes cuya ambición de Poder los llevaron a actuar contra su propio pueblo, mediante la represión y la corrupción. Santana. Báez, Lilís y Trujillo son ejemplos de esa criminalidad.

Como los tiempos han cambiado, hay quienes aspiran al Poder o retornar a él, sin represiones, pero amparados en la corrupción, contando con funcionarios que tienen recursos multimillonarios para avasallar a una oposición dividida, también por ambiciones de Poder de quienes la representan. Tenemos un país gobernado por un Partido cuyo líder proclama que es “una fábrica de Presidentes” y que, por lo tanto, se mantendrá en el Poder por lo menos veinte años más.

La República Dominicana no es México, ni tenemos la misma Historia. México sigue siendo dueño de sus principales recursos naturales; tiene una frontera con el país más poderoso del mundo-Estados Unidos—sin que eso haya influido en su cultura. Nosotros, en cambio, tenemos una frontera con el país más pobre del mundo—Haití— sí ha influido e influye en nuestra cultura, a tal punto que la migración de sus ciudadanos hacia el nuestro, es tema que hoy casi divide a los dominicanos.

POR: Leandro Guzmán

El Nacional

La Voz de Todos