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La cruzada golpista de 1963

La cruzada golpista de 1963

 

 

El primer aspecto destacado en el manifiesto firmado por la jerarquía militar golpista del 25 de septiembre de 1963 fue el religioso, el efecto de los mítines de “reafirmación cristiana” y sus pastorales gravitaba gracias a la intensa cruzada de agitación que le precedió: “Las alarmantes maniobras del comunismo internacional y ateo que desconoce a Dios”.

“La angustia se ha apoderado de la familia dominicana a tal punto que nuestros obispos, profundamente preocupados se vieron en la necesidad, de expresar en una declaración fechada el 3 de agosto de 1963 que “no hay hogar dominicano donde se disfrute de paz plena”.

Siendo la Constitución la “tea de discordia” incompatible con los intereses de la oligarquía, para asumir el desconocimiento de la Carta Magna que los militares están obligados a defender, para hacer lo contrario, había que deformar un estado de absoluto respeto que ella garantiza, y mentir en nombre de la paz, veamos:

“La Constitución, hecha para la salvaguarda de la paz y de los derechos del pueblo, no puede ser un dique infranqueable cuando ella misma no basta para la preservación de esta paz y de tales derechos. Especialmente, cuando los secuaces del comunismo entreguista se escudan en el gobierno y en los partidos políticos usando de facultades que su misma doctrina niega”.

Los jefes militares: general Elvis Viñas Romàn, ministro de las Fuerzas Armadas; general Renato Hungría Morel, Jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional; general Atila Luna Pérez, Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana, y Julio Read Santamaría, Jefe de la Marina de Guerra, al considerar “inexistente la Constitución”, declaran “disueltas las cámaras legislativas”, sin calidad para ejercer ninguna función del poder, por cuanto es obvio que ellos (los legisladores) no representan las mayorías nacionales”. El gorilismo militar se autolegitima en su voluntad de violentar el poder consagrado en el derecho universal.

Los patriotas sobrevivientes de los desembarcos antitrujilistas de junio de 1959 fueron fusilados en un paredón levantado en la Base Aérea de San Isidro, por órdenes del tirano Ramfis Trujillo señalaba la víctima ante la tropa congregada y acusándole de “comunista”.

Bosch le pronosticó al doctor Emilio Cordero Michel, guerrillero y prominente dirigente catorcista que “el golpe lo darán contra ustedes”.

Precisamente, el primer decreto de la junta golpista del Triunvirato fue “ilegalizar la agrupación política 14 de Junio” y reventar todo el odio contenido metiendo a la cárcel a los jóvenes catorcistas a nivel nacional; ofensiva reaccionaria evadida por Manolo Tavárez Justo.

“El más buscado” entró asilarse en la Embajada de México, era evidente que su organización no estaba en condiciones de enfrentar la agresión militar, quizás convendría dar “un paso atrás”, siguiendo la orientación teórica de Lenin.

He ahí la negativa de Sacha Volman al rechazar que Manolo fuera comunista. Su reflexión en la Embajada fue interrumpida por la presencia de miembros del sector marxista alineado con la guerra de guerrillas, presionándolo que debía cumplir con la palabra empeñada de “subir a las escarpadas montañas de Quisqueya”, si la reacción destruía la constitucionalidad… tal como lo prometiste en el discurso del Parque Independencia debes de cumplir tu palabra, y si no lo haces te acusarán de cobarde”.

Ese último razonamiento para un hombre de honor de la talla de Manolo Tavárez no lo aguantó y abandonó el asilo para precipitar su aventura en las montañas.

En Puerto Rico, Bosch y Sacha Volman habían convenido en comunicarle a Peña Gómez que debía reunirse con Manolo Tavárez y solicitarle que pospusiera su alzamiento por un año, que no había las condiciones mínimas de que prosperara.

La reunión se efectuó en el mes de octubre. Manolo respondió que estaba presionado por el señalado sector, tan decididos que se irían solos sin él, por tanto él estaba obligado a hacer la guerra.

En memoria de las Mirabal, el 25 de noviembre Manolo asistió a una misa celebrada en la Catedral de Santo Domingo, y no fue detenido por las fuerzas de seguridad que lo vigilaban. Las operaciones comenzaron el 29 de noviembre en frentes distribuidos en regiones montañosas del país, quedando totalmente aislados y cercados por la infantería del Ejército y los vuelos de la aviación.

Era evidente que los guerrilleros estaban perdidos.

El Nacional

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