Opinión

La dama pretendida

La dama pretendida

Terminada la Guerra Fría,  Estados Unidos no tenía que  ocuparse de evitar el surgimiento de nuevas Cuba en Latinoamérica, y la región pasó a ser una gran ignorada en la agenda exterior del amo norteño, pero ese escenario se ha estado removiendo y tornándose más complejo.

Hay amenazas que no son las que representaban Hugo Chávez y varios gobernantes con discurso radicalizado, y en México, por ejemplo, les ha despertado una más riesgosa que la que puede acarrear la verborrea antiimperialista: la encarnada por un presidente de cuadre tan moderado como el que gobierna la República Dominicana, pero con una agenda que no transige en el interés de hacer valer los intereses nacionales.

Estados Unidos se acostumbró a entenderse con un México subalterno, que se contentaba con las colaboraciones para hacerles guerra a los carteles de la droga, pero Enrique Peña Nieto, ha dicho que se acabó la agenda monotemática, porque quiere una relación bilateral más provechosa.

Entonces si eres mi hermano mayor y me quieres tanto, inclúyeme en el tratado que estás discutiendo con Europa, y no me digas que yo tengo uno con la Unión Europea, porque con ese acuerdo  no podemos exportar piezas de automóviles con materia prima de origen estadounidense o canadiense, si ellos son 27 países aunados, por qué las tres grandes naciones de América del Norte no podemos actuar bajo un mismo acuerdo.

No me vengas con las migajas de que estás auspiciando una ley de migración que corregiría la situación de muchos indocumentados, que lo que yo quiero es más importante: alcanzar el  nivel de crecimiento de la economía que  haga innecesarios los muros electrificados que tienes en la frontera.

Ah, y se acabó que tu agencia de drogas y la mía se entiendan como dos islas aparte, en  nuestro caso todo lo que deseen canalizar en México será a través de la Secretaría de Gobernación.

¿Qué pasaría si Estados Unidos no quiere asociarse con México de igual a igual?, que México podría atender la petición que le hace Brasil desde hace tiempo: “Unámonos como las dos economías más grandes de América Latina y con el potencial del Mercosur, reconfiguremos el mapa comercial de la región”.

¿Cuál es la otra tentación? El canal por Nicaragua, que tanto para México como Guatemala, representa una comunicación más expedita y económica que la de Panamá, y que también lo aguardan  China, Rusia, Irán, Brasil, Japón y Corea del Sur.

Aunque Panamá maneja su canal desde 1999, Estados Unidos conserva su influencia geoestratégica en ese monopolio, que quedaría roto abriendo un gran nicho para China que siempre ha estado dispuesta a aportar los 30 mil millones de dólares que se requieren para la obra, a cambio de instalar una numerosa colonia en Nicaragua. Es un desafío mayor que el que representó la revolución  sandinista.

El  encuentro de Obama con el Sistema de Integración Centroamericana fue en Costa Rica, país al  que no le simpatiza el proyecto nicaragüense y que sostiene un conflicto limítrofe por los dominios del río San Juan, pero se puede quedar solo si Centroamérica se ilusiona con la posibilidad de un intercambio más productivo con los países asiáticos.

Latinoamérica  era una dama abandonada que ahora tiene buenos pretendientes, y Estados Unidos lo sabe.

El Nacional

La Voz de Todos