Opinión

La Dama

La Dama

Dijo que NO.  No se sabe si siguiendo al que negó por tres veces.  No uno solo, sino tres. No, No, No. Hoy, a su muerte, es el más recordado NO de Margaret Thatcher. Era el NO a la moneda del euro. Por supuesto ese NO retrotrae el tema del “control” de lo que hoy es la Unión Europea y su zona euro. Desde la Francia de Napoleón a la Alemania de Hitler frente al Reino Unido el más extenso imperio de toda la historia.  

En una de sus famosas frases decía, “Europa fue creada por la historia.  Estados Unidos por  la filosofía”. Dicen que un periodista soviético llamó a la señora la Dama de Hierro.  Era la primera mujer Primer Ministro de Inglaterra.

Primero fue la hegemonía del eje franco-alemán y en la actualidad es el tema en los países en crisis.  Las “protestas” contra las normas y  reglas económicas  impuestas por Bruselas en la zona del euro para afrontar los desarreglos de déficits y deudas  están dirigidas a la Merkel de Alemania. ¿Otra dama de hierro?

Su famosa frase “No soy una política de consenso. Soy una política de convicción”, parecería definirla en su firmeza en la defensa de sus principios y su insistencia en las reformas que entendía necesarias. “El consenso es la política del débil”.

 En el mundo del postmodernismo, en que el discurso político parecería desplazar el discurso económico y los temas de debate y discusión se reflejan en acciones de políticas públicas en referencia a matrimonios homosexuales, aborto, eutanasia, igualdad, colectivos trasversales, derechos sociales, consenso, pacifismo, ecologismo, inmigración,  multiculturalismo, subsidios, ayudas, Margaret Thatcher fue y sin duda en la actualidad seguiría siendo la diferencia. La crisis financiera ha vuelto la economía al primer plano.  Es la misma situación del año 1979 que encontraría Margaret Thatcher. A su salida deja a Gran Bretaña con las cuentas claras.

Para la primer ministro sus acciones se fundamentaban en sus convicciones de libertad, trabajo, esfuerzo y responsabilidad individual frente a la cultura del subsidio.  Por eso decía “no existe esa cosa que llamamos sociedad, hay individuos, hombres y mujeres y hay familias”.

En el plano global, y en el entorno de los liderazgos de Ronald Reagan y Juan Pablo II formarían una “troika” política en la búsqueda del derrumbe del Imperio de la Unión de   Repúblicas Socialistas Soviéticas. La Dama vería ese derrumbe.

A Margaret Thatcher se le ama y se le odia. Pero sin ninguna duda, su legado para el Reino Unido y para la comunidad global quedará en la historia.

Es un antes y un después de Margaret Thatcher.

El Nacional

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