Opinión

La fascinación

La fascinación

Sin ninguna duda la muerte del dictador Fidel Castro es la mayor expresión de la fascinación. El líder de la Revolución Cubana no solo conquistó Miami, conquistó al mundo. Con su uniforme verde olivo, sus interminables discursos y sobre todo y más que todo su eterno anti imperialismo yanqui, marcó, influyó y accionó en la historia iberoamericana y más allá.

En la actualidad su triunfo anti imperial lo ha contemplado con la presencia del presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama que acompañado por su esposa Michelle, sus dos hijas, Malia y Sascha y también su suegra, ha recorrido el Casco Histórico de la Habana, guiado por Eusebio Leal.

Por supuesto no faltaría una conferencia de prensa junto al hermano y heredero presidente, cual monarquía, en el Palacio de la Revolución. Para animar el encuentro, tampoco podía faltar el beisbol fuera de la gira con la asistencia de ambos mandatarios a un partido entre un equipo cubano y uno estadounidense.

Ha muerto Fidel en su cama. La impunidad por sus crímenes es justificada, los fusilamientos, miles de presos políticos no merecen la justicia terrenal. El argumento de las políticas de salud y educación para todos justifica la impunidad.

Y según los que llevan las cuentas, esa educación es lo que le permite a Cuba “exportar” más de 50,000 médicos y técnicos que laboran en 66 países con una rentabilidad de más de 5,000 millones de dólares para el Estado cubano. Y esa salud es por la que el médico español Luis García Sabrido, jefe del servicio de Cirugía del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, fue el responsable de atender la salud del Comandante.

De la liberación de la dependencia del imperio estadounidense pasó a la dependencia de la Rusia Soviética y en la actualidad de Venezuela, los derechos civiles y la libertad cercenada, millones de exiliados, miles de presos políticos, miles de muertos y un país encerrado, ese el legado del dictador Fidel Castro.

Pero como siempre para algunos hay dictadores que no lo son y otros que si lo son El mejor ejemplo son las dos portadas del periódico El País de España. A la muerte de Pinochet, la portada decía: “Muere Pinochet sin responder de sus crímenes ante la Justicia”. Ese era un dictador. A la muerte de Fidel, la portada decía: “Muere Fidel Castro, símbolo del sueño revolucionario”. Fidel no fue un dictador, Fidel es un mito.

El Nacional

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