Opinión

La Feria del Libro 2016

La Feria del Libro 2016

Confieso que fui a la inauguración de la Feria del Libro a regañadientes. Me tenía muy malhumorada enterarme de que un poeta a quien el argot popular bautizoó como un callo cultural, hubiera decidido, motus propio, cancelar el programa de proyectos culturales que con tantos esfuerzos el ministro anterior de Cultura, había fomentado.

Eso quería decir que por el mal humor, envidia, o lo que fuese, este poeta, a quien no conocen ni en su comunidad, y cuyo salario, como el de todo el personal de Estado Dominicano, yo pago con mis impuestos, había dejado a 365 comunidades sin gestión cultural.

Para colmar mi vaso, también se me informó que había dejado a los minusválidos sin teatro y sin danza, una iniciativa única de José Antonio, sensibilizado como está por la minusvalidez de su hijo menor.

Pero como es posible? Me preguntaba furiosa, que un viceministro de Cultura pueda eliminar cuatro años de iniciativas culturales del presidente de la República simplemente por antipatías personales?
Esas son las cosas de este país! Me decían, sin lograr, con esa lógica, amainar mi indignación.

Empero una cosa son las acciones encallecidas de los callos culturales y otra los principios; y asistir a la inauguración de la Feria era una cuestión de principios, sobre todo para nosotros, miembros del grupo de los 246 que fuimos amenazados de muerte por no estar de acuerdo con la manipulación xenofóbica de un grupo de ultraderecha que pretendía ganar notoriedad y ascendencia sobre el pueblo dominicano mediante el fomento del racismo y la victimización de las víctimas de la avaricia de un sector económico nacional.

Las recientes elecciones presidenciales dominicanas, por suerte, pusieron todo en su lugar y quienes creían hablar por una mayoría silente dominicana se evidenciaron como lo que son: una súperminoría en búsqueda de espacio mediático.

Por eso fui a la inauguración, porque era necesario que Don Mario Vargas Llosa supiera que no todos los dominicanos y dominicanas lo repudiamos, y que pensamos además que su denuncia nos ayudó muchísimo a evitar que por lo menos nos cayeran a pedradas, algo que se suponía algunos “patriotas” iban a hacer la noche de la inauguración.

Mi paraguas, reforzado para la ocasión con una bomba de neutrones, se quedó sin estrenar y pude presenciar la ovación de pie que recibió el Premio Nobel peruano; una demostración de que existe una inteligencia dominicana que no se deja arrinconar y a la larga, o a la corta, termina imponiéndose a la estupidez humana, según Einstein lo único que compite con el infinito.
Felicitemonos todos y todas porque, a lo William Shakespeare, All’s well that ends well.

El Nacional

La Voz de Todos