Opinión

La histeria del 911

La histeria del 911

La cadena de denuncias sobre las excesivas llamadas de no emergencia al 911 realizadas desde los mismos que llevan el programa, han estado desviando el enfoque sobre lo que necesita para su propio éxito, credibilidad. Ni el número de ese tipo de llamadas es inusualmente alto, ni el histeriquismo por ello es necesario, tanto el 911 como los servicios de seguridad interior, salud así como los demás servicios alrededor del programa deben enfocarse en lo que realmente importa, como fueron atendidas las llamadas de emergencias reales?. La campaña mediática contra las llamadas que no son de emergencia parece buscar condicionar al público del fracaso del proyecto, y es declarar derrota cuando ni siquiera ha iniciado la batalla.

En la mayor parte de los sitios donde se tiene implementado un servicio de llamadas de emergencia, las llamadas que no son emergencia suelen computar un 60% del total. Estas van desde llamadas que luego son colgadas, llamadas de broma, llamadas de falsas emergencias, llamadas de niños que inconscientemente marcan el número o simples llamadas de nalgas (los celulares marcándose dentro del bolsillo). Lo que ocurre en la República Dominicana dentro de ese contexto no luce como algo totalmente inaudito.

La mayor parte de estas llamadas son resueltas con que los operadores llamen al número que originó la llamada e indaguen la razón del marcado, adicionalmente se pueden realizar campañas haciendo un llamado a sus padres para que enseñen a sus hijos a usar el servicio desde teléfonos desconectados para que conozcan el número pero sepan cuando es necesario. Las llamadas de falsas emergencias, donde una persona reporta un hecho y al despacharse la ayuda este resulta ser falso sí deben ser sancionadas. Más allá de ahí, los llamados y advertencias de duras sanciones por llamar al 911, y que los operadores sean condicionados a advertir a cada persona que llame sobre esas sanciones, perdiendo valiosos minutos, solo afecta al mismo servicio.

Debe ser alarmante para el recién iniciado proyecto que se reporte dos adolescentes ahogados en el malecón de la capital porque el servicio tardó 30 minutos en responder. Adicionalmente, deben considerar como un serio peligro la creciente queja que las llamadas al 911 son respondidas con amenazadas de sanciones, en vez de disposición a asistir.

La clave del éxito para todo el programa es que la población le tenga credibilidad, y lo cierto es que en la forma actual como se viene manejando a nivel mediático su situación, solo está sirviendo para todo lo contrario.

El enfoque actual del 911 no debe ser cuantas llamadas que no son de emergencia están entrado, y cuantas son de bromas, o que tan mal educados somos los dominicanos. El 911 debe preocuparse porque hechos como el del Malecón no se repitan, que la capacidad de respuesta sea reducida drásticamente, y que la población sea educada sobre la utilidad del servicio, no bajo amenazas sino a través de una campaña de educación adecuada.

 

 

El Nacional

La Voz de Todos