El efecto más palpable de los resultados del referendo del Brexit y ahora de las elecciones en los Estados Unidos es sin lugar a dudas la incertidumbre. A la fuerza de votos, el consenso logrado posterior a la 2da Guerra Mundial parece estar mostrando quiebras y ni los votantes parecen comprender los efectos de lo que piden, ni los políticos demagogos que se están beneficiando de su malestar parecen saber que les corresponde hacer.

El caso de Trump es quizás más llamativo y peligroso. Este ya anunció el retiro de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico y su intención de renegociar el TLCAN dentro de los 100 días de su mandato, no descartando la salida de la nación americana de ese acuerdo, lo que dejaría en dudas la supervivencia de otros acuerdos comerciales incluyendo el DR-CAFTA y se deja por sentado un abrupto fin a las conversaciones para el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones, el Tratado de Comercio en Servicios y para salvar las Rondas de Doha.

China parece tener la determinación de asumir el espacio que dejarán los Estados Unidos bajo Trump, y ya ha anunciado su intención de empujar el Acuerdo Económico Regional que crearía un área de libre comercio en el Pacífico sin Estados Unidos.

Que tan exitoso resulten los esfuerzos chinos de arribar a ese acuerdo o si estos lograrán extender su influencia comercial empujando conversaciones para un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea aún está por verse, lo que sí queda claro es que la ausencia de Estados Unidos, la economía más importante del mundo, podría ser un obstáculo irremontable.

El libre comercio ha sido el pilar que ha sostenido la paz mundial desde 1945. La codependencia económica de las naciones hace de la guerra y los conflictos entre ellas un riesgo demasiado costoso para asumir, y los lazos comerciales sirven como el mayor incentivo de los países para inclinarse hacia el diálogo y la diplomacia.

Nunca en 60 años el continuo avance del acercamiento comercial global había sufrido un shock tan abrupto como ahora, y los efectos del mismo son totalmente inciertos.

El verdadero impacto de la Presidencia de Trump, el Brexit o cualquier otro brote futuro de creatividad de los votantes en las democracias europeas sobre el resto del mundo no se sentirá en las políticas migratorias, los muros o el crecimiento del nacionalismo, este estará en el comercio internacional.

El retroceso en materia de acercamiento comercial que pudieran representar los resultados en las más recientes votaciones, tienen el potencial de traer consecuencias negativas enormes que serían notoriamente difíciles de revertir. Por el momento, lo único seguro que tenemos es la incertidumbre.