Opinión

La Ley de Partidos

La Ley de Partidos

Garantizar a las agrupaciones políticas el derecho a su constitución, organización, gobierno propio y libre funcionamiento como partido político, así como también el derecho de obtener la personalidad jurídico-política para actuar en uno, varios o todos los escenarios electorales, es un principio universal, que podría calificarse hasta de derechos humanos.

Esto viene a colación porque esta tarde los diputados tienen en agenda conocer la Ley de Partidos Políticos, que aunque no es a la que aspira la sociedad dominicana, es mejor que nada.

Esta ley implementa el sistema de primarias abiertas y obligatorias; también indica los requerimientos de los partidos políticos para poder presentarse en las elecciones nacionales.

No hay garantía de que el proyecto consensuado sea necesariamente el aprobado, pero si en esta primera legislación la sociedad dominicana logra que al menos se transparenten los recursos de los partidos políticos y se controle el transfuguismo, estaríamos avanzando.

El problema no se resuelve con una legislación, porque está en el comportamiento de los líderes políticos

La mayoría de la gente prefiere una ley, aunque un poco chueca ahora, a lo que tenemos, ya que en el futuro podría modificarse por algo mejor.

Sin embargo, no podemos perder de vista que un nuevo marco legal para los partidos no modificará la conducta de los políticos.

Recordemos que cuando en el país se levantaron los grandes liderazgos morales como: Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez, Maximiliano Gómez y otros, no existían frontera legales; el peso era moral y nada más.

De modo que aunque la Ley de Partido sea aprobada hoy, la misma no es garantía de adecentamiento del comportamiento de los líderes políticos.

Nadie podrá asegurar que la gente pasaría de un partido a otro por ofertas económicas o cargos internos señalados de dedos.

Claro, hay que reconocer una legislación serviría de muro de contención para algunas de las vagabunderías que ocurren en los partidos, aunque la conducta, el accionar de los dirigentes debe moldearse a través de otros instrumentos.

El Nacional

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