Opinión

La línea roja

La línea roja

Decía Barack Obama que el empleo de armas químicas por el régimen sirio traspasaría una línea roja que Washington no toleraría.  “Eso cambiaría mi cálculo, eso cambiaría mi ecuación”. Resulta que un año después de esas palabras, al parecer esa línea roja ha sido traspasada.  No lo dice Obama, lo dicen los franceses, ingleses, israelíes y Turquía.

La Casa Blanca explica que “según hemos aprendido de recientes experiencias  ¿Irak? las pruebas de inteligencia por si solas no son suficientes. Solo una creíble y corroborada comprobación de los hechos nos conducirán con cierto grado de certeza a tomar una decisión”. La propuesta es que esa comprobación la haga una comisión internacional bajo el mandato de Naciones Unidas.  En inglés a eso le dicen wishful thinking.  El gobierno sirio puede negarse a esa inspección.

Dice el presidente Obama que “sabemos que se usaron armas químicas pero no sabemos cómo se usaron, dónde se usaron y quienes la usaron.  Cuando tomo decisiones de seguridad  nacional tengo que estar seguro de que tenemos todos los datos.  No quiero un segundo Irak. No soy Bush”. 

En el debate de la situación de Siria el único que cuenta para tomar una decisión es Estados Unidos. Lo que ahora llaman “el resto”  supuestamente cada vez con más poder en el juego global, no cuentan. ¿Y no se supone que este Siglo XXI es el de la interdependencia? ¿Es Siria “una mancha en la conciencia colectiva”? ¿Y se puede  saber dónde está ese  resto?

Parecería que el presidente Obama no quiere meter a su país por tercera vez en una guerra en zona del mundo islámico y ahora se enfrenta a sus palabras. Dice el periódico New York Times que eso de la “línea roja” no estaba en el guion y también  dice Bill Keller que “Siria no es Irak”.

Ahora resulta que Carla Ponte, miembro de la comisión especial de Naciones Unidas que investiga los posibles violaciones de los derechos humanos en Siria ordenada por el secretario general de la ONU, Bank Ki-Moon en marzo pasado, ha declarado que el gas sarín ha sido usado por la oposición, no por las autoridades gubernamentales. Declaraciones que Naciones Unidos “aclara” que “todavía no hay datos concluyentes”.

Si es así, evidentemente que eso cambiaría la ecuación y los cálculos. La línea roja sería para los rebeldes no para el gobierno sirio.

Mientras, Rusia y Estados Unidos anuncian una conferencia internacional en la que participen gobierno y oposición con el objetivo de lograr el final de la guerra.

Dice el historiador inglés, Timothy Garton Ash,  “nadie sabe qué hacer, ¿alguien quiere encontrarse con un nuevo Irak”?

El Nacional

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