Opinión

La mediocridad

La mediocridad

De acuerdo con varias definiciones, entre ellas algunas encontradas en el diccionario Magister, mediocre es igual a mediano, regular, común, mezquino, imperfecto, ruin, limitado y simple. Así, la mediocridad equivale a medianía, vulgaridad, insignificancia, mezquindad, pequeñez, inferioridad, insuficiencia. Los antónimos de esta frase son: grandeza, importancia, superioridad, talento y notable.

El talento y la grandeza moral, social, espiritual, ético, honestidad, capacidad, civismo y trayectoria luminosa de hombres y mujeres de diferentes actividades y funciones, no se improvisan jamás.

El talento se forma mediante un proceso a largo tiempo, firmeza, sufrimientos, muchos años sustentando y probando ante la conciencia social y dominicanista en vida y también luego de muerte, la reciedumbre, el sacrificio, las lágrimas, venciendo y superando humillaciones, ultrajes, subestimaciones, hambres, vestimentas, miserias, amarguras, dolores y profundos lamentos que calan y llegan hasta las introspecciones del alma humana.

La superación es obra del esfuerzo titánico, audaz, vehemente, constancia y no se logra ni se improvisa, ni llega de hora a hora, ni de día a día, sino de tiempo en tiempo, pues sobre las olas del tiempo, la tristeza vuela, y como refería el eminente Miguel del Cervantes Saavedra: “Ayer lloraba el que hoy ríe y más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón”.

Y así la grandiosa Golda Meir expresa: “Los que no saben llorar con todo su corazón, tampoco saben reír”. Sustento que sin esfuerzo no hay victoria, y así Charles de Gaulle dijo: “La gloria se da solo a quienes siembre la han ganado”. Pienso que esa gloria solo debe medirse por los méritos y las formas que se ofrecen hasta poder vencer con demostraciones, hechos y acciones patentes que se pueden probar hasta en el modo de vida, trabajo y valentía.

¡Ay!, el gran Larousse ilustrado define la mediocridad como medianía, persona de poca importancia.
Agradezco a la talentosa joven amiga Yania Blanco Puello, hija de mi adorable hermana y comadre Miriam Puello, haberme facilitado estas notas que descubrió en su celular que expresan: “No es la apariencia, es la esencia, no es el dinero, es la educación, no es la raza, es la clase”, gracias, gracias.

¡Ay!, termino con estas definiciones de prohombres geniales: “Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de ellos. Y Francisco Petrarca decía: “son los mediocres los que atrasan el desarrollo de la ciencia”, y yo agrego, de las instituciones y los pueblos.

Horacio refiere: “Has triunfado quien unió lo útil a lo agradable, el hombre preparado para la lucha, como quien esto escribe, modestia y aparte, ya ha conseguido triunfar”.

Para alcanzar grandes peldaños y triunfos, debemos saber esperar, llevar sin ser insidioso y luego reír y volver a reír.
¡Adiós los mediocres!

El Nacional

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