Opinión

La mujer que sabe…

La mujer que sabe…

Cuando era fiscal del Distrito Nacional, el hoy juez de la Suprema Corte de Justicia, Alejandro Moscoso, había censurado a los medios por el trato de diva que a su juicio habían dispensado a Sobeida Félix Morel después que ésta se entregó en Puerto Rico y aceptó ser juzgada en República Dominicana.

 A pesar de la irritación de Moscoso Segarra, quien se refería a ella como una suerte de arpía, Sobeida nunca perdió su glamour, la sonrisa ni la seguridad de que, como dijo, saldría airosa del proceso. Pero no era porque nada tuviera que ver, sino porque sabía demasiado.

Esa es la razón por la cual ese fiscal que la había descalificado, estigmatizado y censurado a los medios no le quedara más camino que rubricar un acuerdo con ella. Para todo lo que sabía, Sobeida aportó muy poco. Tan poco que el acuerdo parece más bien que fue para que mantuviera la boca cerrada, sin decir más de lo que dijo. Como en la película de Alfred Hitchcock “El hombre que sabía demasiado”, en la saga relacionada con las operaciones del célebre capo boricua Sobeida es “La mujer que sabe demasiado”.

 De hecho, ha advertido que no ha dicho todo lo que sabe e incluso que podría hablar de no cumplirse el infame acuerdo a que llegó con el Ministerio Público.

 Desafiante y segura, como se ha comportado. En este nuevo capítulo de la saga hay que insistir en la pregunta: ¿Por qué Moscoso Segarra no investigó desde un primer momento los datos aportados por Sobeida? Podría especularse que no lo hizo porque temió al efecto político.

Y es que tanto en ese momento como ahora se tiene el mismo criterio de que “no están todos los que son, ni son todos los que están”, al menos en cuanto a los beneficiados con donaciones y sobornos  de Figueroa Agosto. Lo más probable es que de nuevo tenga que llegarse a otro acuerdo con  una presidiaria que mantiene en jaque al Ministerio Público. Y que popularizó la marca Louis Vuitton.

El Nacional

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