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La nacionalización  de la YPF-Repsol

La nacionalización  de la YPF-Repsol

Con riguroso luto que guarda desde la muerte de su esposo el presidente Néstor Kirchner, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ante el plenario del Partido Justicialista (PJ), dispuso este l6 de abril, nacionalizar el 5l% de YPF-Repsol. Y ahí fue Troya.

Con el coraje personal que la identifica, y también tremolando el legado que en esa y otras asignaturas imperecederas acuñó su desaparecido consorte, la presidenta Fernández no se amilanó ante la contraofensiva que a sabiendas intuyó se abalanzaría con su acción, pero procedió con la firmeza que le caracteriza y el apoyo masivo que conoce dispone del PJ y de sus paisanos.

 Interactuaron tres motivos que la presidenta Fernández ponderó en su proceder, el primero de ellos es que Repsol, petrolera española socia de YPF en un 57% frisaba la producción con el deliberado propósito de elevar los precios,  el segundo, que no invertía en ampliar el ente petrolero, dos argumentos que Repsol desmiente.

Un tercer motivo, que Repsol no puede rebatir, es que Argentina es el único país de América Latina que no dispone del albedrío total de explotar sus recursos fósiles, comenzando México, cuando el l8-03-l938, el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo y la Standard Oil reclamó US$450 millones; Venezuela, Brasil, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y por supuesto, Cuba.

 Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), fue fundado en l922 por el presidente Hipólito Yrigoyen, desnacionalizada en l993 por el presidente Carlos Saúl Menem en la fiesta privatizadora con el propósito de enfrentar un crack financiero terrible que precipitó a Argentina al colapso económico.

   Repsol cotiza sus intereses en YPF en US$l8  mil millones, que la presidenta Fernández estima sobrevaluado. Repsol aún dispone del 6% como socio de YPF.

  La presidenta Fernández se apresta a una batalla nada pequeña con su disposición de nacionalizar el 5l% de Repsol, enfrentando a un socio de la Unión Europea, que ya ordenó modificar el régimen arancelario con Argentina, al margen de lo que establece la Organización Mundial del Comercio (OMC), y de Estados Unidos, que expresó su apoyo a España-Repsol, curando en salud sus intereses petroleros planetarios.

  Menester es consignar ante estas disposiciones, que la presidenta Fernández expresó que dispone de otros mercados para colocar todo cuanto exporta, comenzando por la República Popular de China, que a través de Sinopec  Petrochemical Corporation, desde hace cinco años se interesa por los hidrocarburos argentinos, es decir, que “más adelante vive gente”

  El caso es obvio que percibe se conciliará, de manera que antes de iniciar una litis judicial, que sería muy prolija, Repsol obtenga no la porción que alega le pertenece en su  inversión,  pero de que habrá acuerdo, lo habrá, sin que se produzcan paroxismos ni nadie ose en un diálogo, taconear con un zapato en la mesa ni lanzarlo a la cabeza.                 

   El quid de esta acción de la presidenta Fernández es que encuentra a España. en una coyuntura económica como nunca antes, con una deuda pública por l30,344 millones de euros, un desempleo de 5.2 millones.,un déficit para este año de un 5.8%, mientras el día doce de este mes los ministros de finanzas de la zona euro exigieron a España cuenta de su crisis, y el The Wall Street Journal  del día cinco de este mes expresaba que el huracán de la crisis española rozará este año el 80% del PIB, y el FMI pronostica que el PIB de España este año será de un anémico l.8%, todos los goles fuera del canasto.

    Alusivo a Argentina, no pocos intuyen en la acción de la presidenta Fernández  influencia ó debilidad hacia su hijo mayor, Máximo Kirchner, que lidera el grupo La Cámpora, en honor al fugaz presidente Héctor J. Cámpora, famoso por su fidelidad al líder supremo súper histórico, general Juan Domingo Perón, y si el pleno del justicialismo permitirá en lo sucesivo ese alud de influencia en la gobernante, y en toda la trama, oportuno es recordar que “quien evita, no es cobarde”.

El Nacional

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