¿Qué Pasa?

La novela negra pierde a un grande

La novela negra pierde a un grande

Mientras la cartelera de cine sigue tan pobre, cuál si fuera el peor verano de nuestras vidas, la dinámica del mundo no se detiene y algunos hechos y acontecimientos se sobreponen a otros, afectando e impactando múltiples aéreas en su desarrollo.

Tal es el caso de la reciente muerte del escritor norteamericano Elmore Leonard, cuya influencia traspasó los linderos del espectro estrictamente narrativo o literario. Leonard fue lo que en el idioma inglés se conoce como “Crime Writer”, pero no uno de tantos, sino un maestro.

Proveniente del mundo de la publicidad, donde aprendió la técnica de la brevedad y concisión, Leonard se inició en la literatura escribiendo historias cortas del Oeste, entre ellas “3:10 To Yuma”, la cual ha sido adaptada al cine en un par de ocasiones.

Pero cuando el interés por el Western decayó entonces dio el salto, al principio sin mucho éxito, hacia la ficción criminal. Con el tiempo y por más de 50 años se estableció como el más influyente e imitado autor de la novela negra, llegando a publicar casi una obra por año.

En total escribió 45 novelas y  algunos relatos cortos, 26 de las cuales fueron adaptadas al cine (7 de ellas para la televisión). Entre las más conocidas, “Get Shorty”, “Be Cool”, “Out Of Sight”, “Cat Chaser”, “Hombre”, y “Jackie Brown”, entre otras.

El año pasado la National Book Foundation le entregó un premio por su larga y exitosa carrera, y como reconocimiento a su inimitable estilo y contribución a la literatura estadounidense.

Elmore Leonard atribuyó su prosa directa y sin adornos a que supo a tiempo ponerse en el lugar del lector, y a cierta influencia de Hemingway. Por eso siempre privilegió el dialogo por encima de los detalles y descripciones extensas de los personajes.

“Piense en lo que uno mismo se salta al leer una novela: gruesos párrafos de prosa con muchas palabras”, aseguró. “Apuesto a que usted no se salta el dialogo”.

Su regla mas importante al escribir, la cual resumió en un articulo publicado en 2001 en el New York Times, – 10 great rules for writing– fue  la siguiente: “Si suena como algo escrito, lo reescribo”.

El Nacional

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