El presidente Danilo Medina y el empresario José Miguel González Cuadra autorizaron al Comité Olímpico Dominicano la creación de un “Semillero Olímpico” en La Nueva Barquita.

Cuando se anunció oficialmente la construcción de la Nueva Barquita, recuerdo que el presidente Danilo Medina conversó con Luisín Mejía, presidente del Comité Olímpico Dominicano, y González Cuadra. En ese encuentro el jefe del COD prometió al mandatario y al jefe del proyecto la creación de “Un Semillero Olímpico” para que varias disciplinas deportivas fueran practicadas por los niños y jóvenes en el proyecto habitacional que alojará a más de 6 mil personas.

El Comité Ejecutivo del COD se reunió y decidió colocar como responsable del área técnica a Franklin Núñez, quien ha realizado una labor extraordinaria con la preparación de los profesores y técnicos que laboran en los trabajos organizativos y los cursos que se están impartiendo a los encargados de cada disciplina deportiva.

Los monitores residen en La Nueva Barquita y ayer me dijeron: “Estamos muy contentos. Tenemos una nueva vida. Hemos despertado de un sueño. Agradecemos al presidente Medina y a González Cuadra ese gran gesto de ponernos a vivir como verdaderos seres humanos”.
Condiciones

Antes de iniciarse el proyecto de La Nueva Barquita asistí junto a Luisín Mejía y Manolito Jiménez, al lugar donde sólo estaban los terrenos.

Tengo que admitir que ayer cuando participé en la inauguración del hermoso proyecto de La Nueva Barquita, me impresioné y me sentí orgulloso de ser dominicano.

Niños, jóvenes, adultos y viejos vivían en condiciones infrahumanas y hoy están felices, pues sus vidas han cambiado del cielo a la tierra.

Tienen un hogar en el que no tendrán temor cuando se anuncie una tormenta, un ciclón o que el río va entrar y se “llevará sus casas”.
Danilo Medina

El presidente Danilo Medina será recordado por su gran gesto humanitario y sobre todo por que pensó desde el solio presidencial que los pobres tienen derecho a vivir en mejores condiciones.
LLorando Vi a mucha gente llorar de la alegría.

Hablé con algunos de ellos y aunque estaban contemplando el complejo habitacional, todavía no creían lo que estaba sucediendo a su alrededor.

“Gracias al presidente Medina, a González Cuadra y al padre Gregorio Alegría. Ellos merecen todo lo bueno por pensar en nosotros”, me dijeron varias personas.

La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes.”
“El que da, no debe volver a acordarse; pero el que recibe nunca debe olvidar.”
Anónimo