La exhibición de recursos, sobre todo a través de una exorbitante ofensiva publicitaria,ha marcado, hasta cierto punto, el cierre del proceso que culmina este martes con las votaciones para escoger el rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que en principio había girado en torno a ofertas programáticas. Gracias a los avances institucionales logrados en una academia dominada tradicionalmente por la anarquía, los candidatos, con ligeras excepciones, se vieron compelidos a enarbolar propuestas más que a escudarse en los colores de los partidos políticos que han incidido en la casa de estudios.
He sopesado, a propósito, los programas de contendientes como Alejandro Pichardo, Iván Grullón y Mateo Aquino Febrillet. Todos tienen muchos puntos positivos, pero he encontrado que el de Aquino Febrillet es el que más se identifica con la necesidad de convertir la UASD en un centro que juegue un papel más trascendente tanto en la formación de profesionales como en su aporte al desarrollo a través de la ciencia y la investigación. Si los uasdianos quieren apuntalar el proceso de transformación académica y administrativo para que la academia puede jugar su papel histórico, tienen en el programa de Aquino Febrillet la opción más viable. Además de realista, hace énfasis en lo institucional y no en el paternalismo que ha postrado y obstaculizado el desarrollo de la sociedad. En la UASD como en cualquier otro ente es fundamental la continuidad para consolidar las instituciones.
Para optimizar los recursos, el aspecto administrativo, en lo que Aquino Febrillet tiene suficiente experiencia, es importantísimo; pero uno de los grandes meollos de la UASD está, más que en la excesiva superpoblación, en el carácter de la enseñanza. El avance institucional que se ha alcanzado bajo la gestión del rector Franklin García Fermín tiene que continuarse, sin sectarismos ni mezquindades. Por el bien de la UASD.
